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Anatomía de la infidelidad: con quién engañamos a nuestras parejas

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beyonce jay-z

¿Un amigo de toda la vida? ¿Tu vecino sexy? ¿O un total desconocido? Un estudio del Journal of Family Psychology desvela con quién engañamos a nuestra pareja. Pero ojo, no te creas todo lo que lees en Internet sobre infidelidad.

Sé infiel y no mires con quién

Así se titula una de las películas de Fernando Trueba, pero en eso se queda, en un título, porque la realidad parece ser otra: sí que “miramos” con quién engañamos.

Un estudio publicado por en el Journal of Family Psychology analizó las respuestas de más de 13000 norteamericanos con relaciones extramatrimoniales (entre los años 2006 y 2016). A todos ellos se les preguntó con quién habían sido infieles, dándoles a elegir entre las siguientes respuestas: a) un amigo íntimo, b) un vecino, compañero de trabajo, un viejo conocido, c) alguien que acababan de conocer, d) prostitutas, e) otros.

¿Cuál crees que fue la opción que más se señaló? Los resultados indican una clara preferencia por una de ellas, y puede que te sorprenda:

  • El 53,5% tuvo relaciones con un amigo íntimo
  • El 29,4% fue infiel con un vecino, un compañero de trabajo o un viejo conocido.
  • Con alguien casual o recién conocido: el 21%
  • Pagando por ello, el 7,9%
  • Y el 8% marcó la casilla de “Otros”. ¿No os da curiosidad saber quienes son “esos otros”?

Estos datos se corresponde con lo que suelo ver en consulta: la mayoría de los casos que llegan a mí por una infidelidad la tercera persona suele ser alguien del entorno cercano. Más contacto, más exposición, más oportunidades... al final lo que tenemos a mano es más fácil que salir a buscar a alguien nuevo.

Hay quien sugiere que el tras esta clara tendencia de elegir a alguien del entorno cercano está el hecho de que en muchas ocasiones además de una relación sexual estas personas buscan algo de intimidad, un mínimo de conexión con el otro.

¿Hay diferencias entre hombres y mujeres?

Tal y como indica el estudio, no hay diferencias significativas entre géneros en este punto: tanto hombres como mujeres tienden a ser infieles con personas que tienen cerca antes que con desconocidos.

Sin embargo entre aquellos que indicaron que su infidelidad había sido con un desconocido sí que encontramos porcentajes diferentes entre ellos y ellas: un 24% de media entre los chicos frente al 15% de las mujeres que manifestaron elegir a este tipo de personas en sus “canitas al aire”.

Pero, ¿qué consideramos una infidelidad?

Para unos la infidelidad es tener sexo con otra persona, para otros simplemente besarse con una tercera persona, algunos vivirían como una traición mucho mayor que la del sexo el hecho de que su pareja estableciera intimidad emocional con otra persona... y aún hay unos cuantos que consideran que hagas lo que hagas si es en otro país no cuenta como cuernos.

En realidad infidelidades hay tantas como parejas. Para ser exactos habría que afinar aún más y decir que se trata más bien de una definición casi personal. A pesar de que a priori sea un pacto realizado y acotado por los dos miembros de la pareja al final, en el momento del qué hacer, o de decidir si esto supondrá el fin de la relación, es uno, con sus ideas, su cultura y sus valores el que delimita el concepto.

Como terapeuta de pareja he de decir que lo ideal para que una relación tenga unos buenos cimientos es dejar muy muy claritas nuestras posturas al respecto y dejarlo pactado desde un primer momento.

“Pero si le digo a mi pareja que quiero tener sexo con otras lo mismo me deja”. Quizá lo que debas plantearte entonces es si quieres estar con alguien que no desea una relación abierta antes de dar por sentado el terrible “Bueno, yo digo que no pero luego haré lo que quiera”. Esa fórmula funciona poco y mal, supone una falta de respeto a tu pareja y un modelo de relación casi condenado a la extinción.

Hoy en día son cada vez más las parejas que deciden adoptar modelos abiertos de relación, swingers... Nadie está condenado a tener una relación monógama si no es lo que quiere. La clave está, insisto, en que sea algo pactado entre los dos miembros para que se viva como algo muy positivo en lugar de como un disparo al corazón.

¿Datos reales o excusas?

Internet está lleno de gatitos, porno… y artículos en los que se desglosan las señales y características del infiel. Que si la medicina es la profesión en la que más cuernos se ponen, que si los hombres con barba son más proclives que los afeitaditos (mal momento para las hipsters que busquen relaciones monógamas)...

Si hiciéramos caso a todo lo que dicen esas encuestas y estudios de dudosa fiabilidad, amigas monógamas que queréis vivir sin cuernos: nada de relacionarse con médicos barbudos, que tengan 29, 39 o 49 años, que vivan en la ciudad, a los que no les guste el Heavy metal y que tengan la voz grave. Hala, la mitad de la plantilla de Anatomía de Grey queda descartada.

¿Por qué digo “estudios de dudosa fiabilidad”? Muchos de ellos son realizados por empresas como webs dedicadas precisamente a poner en contacto a personas que quieran ser infieles, o encuestas que no tienen en cuenta el hecho de que muchas, muchas, personas no reconocerán jamás que son infieles o con quién lo son, estudios que carecen de método científico serio y claro, así sacan los resultados que sacan (los que les da la gana, para que nos entendamos).

Sí, poca seriedad para un tema que genera tanta curiosidad. Y yo me pregunto: ¿queremos saber qué hacen los demás para justificar nuestras conductas o tomar decisiones? Si es así, mal vamos, porque si hay algo que sabemos los terapeutas de pareja y sexólogos es que no existe “lo normal”, que lo que hacen muchos no tiene por qué valernos a nosotros y que compararnos con otros no tiene el menor sentido. Pero así somos los seres humanos.

Si quieres saber si tu pareja te es infiel...

Si quieres saber si tu pareja te es infiel no busques en Internet qué características tienen los infieles, no te obsesiones con estudios que dicen que los andaluces son los más infieles de España (y tu novio es Sevillano de pura cepa)... Esto no te va a servir para nada. Bueno, no te va a servir para nada positivo, lo que conseguirás es preocuparte, establecer hipótesis malignas (¡Me los pone, me los pone!) y pasarlo mal gratuitamente.

Si quieres saber si tu pareja te es infiel... pregúntaselo. Y si estás al inicio de una relación procura hablar abiertamente de tu opinión al respecto, de lo que quieres y de lo que esperas. No hay nada mejor que sentar unas buenas bases para saber a lo que nos atenemos.

Fotos: Beyoncé y Jay Z; Instagram de Beyoncé En Trendencias: ¿Podrías perdonar una infidelidad a tu pareja? https://www.trendenciashombre.com/chicas/podrias-perdonar-una-infidelidad-a-tu-pareja


Cuando mi novio es quien en mucho tiempo no quiere tener sexo

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Marido No Quiere Sexo

«No es que no me guste el sexo. Me gusta, pero no está entre mis prioridades». El que habla es David (nombre simulado). Treinta y ocho años, casado desde hace siete y «el raro de mi grupo de amigos».

Estamos acostumbrados a una imagen mental muy asentada en la sociedad: a los hombres siempre les apetece sexo. Y si no es así... algo no funciona. Pero ¿es realmente así? ¿A los hombres les apetece siempre hacerlo? ¿Son raros quienes no quieren sexo en un largo periodo de tiempo? De hecho, ¿existen?

A juzgar por los testimonios que hemos obtenido y la opinión de nuestra sexóloga, Mamen Jiménez... sí, existen. Y son más de los que pensamos. Hay hombres que no quieren mantener relaciones sexuales y eso afecta a sus parejas y a su propia relación con su entorno. Nos lo cuentan. Ellos, ellas y una experta en la materia.

«Me gusta, pero no es una prioridad»

Hablamos con David sobre su inapetencia sexual. Algo que durante mucho tiempo calló, porque «no es fácil estar tomando unas cervezas con amigos y decir que llevas cinco meses sin hacerlo, pese a tener pareja, cuando los demás alardean de conquista tras conquista». Hasta que un día empezó a hablar de ello. Con naturalidad y sin darle mayor importancia, porque para él ahí está la clave de todo.

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«Nos vemos poco durante el día y, sinceramente, hay muchas otras cosas que preferimos hacer al meternos en la cama que tener sexo», David (38 años).

«No es que no me guste el sexo. Me gusta, mucho más con mi mujer de lo que me gustaba el esporádico antes de conocerla, porque sabemos lo que nos gusta a cada uno y es satisfactorio cuando ocurre. Pero no es una prioridad para mí. También me gusta jugar al tenis y a lo mejor en dos semanas en verano juego cinco partidos, pero en todo el invierno ni uno», confiesa.

Por suerte, en su caso, su mujer tiene unas ideas parecidas y la ausencia de sexo no ha afectado a la relación. «Cuando llevábamos poco tiempo lo hacíamos más, quizá porque aún no convivíamos y cuando teníamos oportunidad... pues pasaba. Incluso tal vez un poco obligados. Pero ahora nos gusta meternos en la cama y hablar, leer, ver una peli... Nos vemos poco durante el día y, sinceramente, hay muchas otras cosas que preferimos hacer que tener sexo. Por eso pasa pocas veces».

Qué dicen los expertos sobre el deseo masculino

Aproximadamente uno de cada cinco hombres tiene un deseo sexual bajo. No lo decimos nosotros, sino que son declaraciones de Irwing Goldstein, director del Journal of Sexual Medicine. Y no solo eso. También afirma que el 30% de las mujeres consideran que tienen más ganas de sexo que sus parejas. Nos lo comenta Mamen Jiménez, psicóloga clínica y sexóloga, que lo confirma en base a lo que suele ver en su consulta y en los talleres que imparte.

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«El deseo ha de ser alimentado; si no, languidece y se pone a hibernar», explica. «El deseo se alimenta de pensamientos acerca del sexo, de tenerlo presente, pero también de lo que hacemos. Y claro, si lo que hacemos no nos termina de encantar... es complicado que queramos repetir con mucha asiduidad. Sin embargo, de lo que nos gusta... sí que queremos dos platos, ¿verdad?».

Aceptación, frustración, masturbación y rumores: así lo viven ellas

Patricia y Sole son dos mujeres que sufren el hecho de que sus parejas, ambos hombres, no quieran tener sexo nunca o casi nunca. Aunque sufrir solo es el verbo adecuado en el caso de Sole, de 27 años y con una relación de nueve a la espalda. Se ha acostado con su pareja tres veces en los últimos dos años y cree que la relación acabará por terminarse si las cosas no cambian.

«Me duele pensarlo, pero es así. No solo porque a mí me apetezca muchas veces y a él nunca, sino porque acaba afectando a otras muchas cuestiones. Por ejemplo, yo no puedo hablar de ello con mis amigas. Las veces que lo he comentado, la respuesta siempre ha sido algo así como que, si no quiere, será que lo está buscando en otra parte. Y aunque confío en él... la desconfianza se siembra con esos rumores».

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«Nos metemos en la cama ya casi dormidos y es más fácil que acabemos repasando la lista de la compra que haciendo el amor», Sole (27 años).

Patricia (41 años, siete con su pareja), en cambio, lo ha asumido con normalidad. Hace más de un año que no tienen sexo y no lo echa de menos. De hecho, le molesta que se considere un problema lo que les ocurre a ellos: «A mí me apetece más a menudo que a él, aunque tampoco demasiado. Tal vez yo lo haría una vez al mes, mientras a él le llega con una vez al año. Esas veces que me apetece, me masturbo porque sí, las mujeres también hacemos eso, y santas pascuas. Nuestra relación tiene demasiadas cosas maravillosas como para que la ausencia de sexo acabe con ella».

Les preguntamos a ambas cómo llegaron a la situación actual, si fue algo progresivo, si lo hablan... y también en esto sus respuestas son muy diferentes.

«Al principio eran todo fuegos artificiales. Nos conocimos al empezar la universidad y en aquellos años vivíamos pendientes de que uno de los dos tuviera la casa libre para poder hacerlo. Y si no había casa... coche. Cuando empezamos a trabajar y a convivir, hace cuatro años, la cosa se fue apagando, hasta que ahora nos metemos en la cama ya casi dormidos y es más fácil que acabemos repasando la lista de la compra que haciendo el amor», reconoce Sole.

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En el caso de Patricia ha sido diferente: «Hemos sido poco pasionales desde el comienzo. Recuerdo cuando empezábamos a quedar, que muchas noches nos daban las cinco de la mañana hablando sobre cualquier cosa y nos quedábamos dormidos sin habernos tocado. Recuerdo que un día le pregunté a mi pareja si el problema era que no se sentía atraído por mí y me respondió que todo lo contrario, pero que le gustaba más compartir otras cosas conmigo que solo sexo. Y me di cuenta de que yo pensaba igual, que me gusta más una buena conversación que un orgasmo».

Hombres a los que no les apetece sexo: ¿el último gran tabú?

En lo que sí coinciden Sole, Patricia y David es en que es un tema difícil de hablar. «Yo ni siquiera puedo hablarlo con él», confiesa Sole. «No le gusta hablar del asunto, se siente raro y pone excusas, generalmente que está cansado, para ni hacerlo ni hablar de por qué no lo hacemos. Con el resto del mundo... mejor ni tratar el tema».

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Patricia cree que la clave está en algunos pensamientos patriarcales de los que no acabamos de deshacernos: «Siempre se ha asumido que a nosotras nos apetece menos. Que los maridos tienen que insistir. Y que muchas veces lo hacemos sin ganas, por cumplir. Y nadie ve eso terrible; forma parte de chistes, refranes y mil escenas que nos tragamos en la ficción. Pero cuando es al revés... tiene que haber un problema porque no es normal».

«Cuando es el hombre el que tiene menos apetito sexual, la gente considera que tiene que haber un problema porque 'no es normal'», Patricia (41 años).

David dice que ha escuchado incluso que puede estar reprimiendo una homosexualidad latente: «Me parece increíble que, en esta sociedad que ha sido tan homófoba hasta hace poco tiempo, sea más sencillo para mis amigos asumir que soy gay pero no me he dado cuenta que el hecho de que pase del sexo, o al menos de practicarlo como si fuera una carrera de fondo a ver quién lo hace más».

Y también coinciden en algo que constata la sexóloga Mamen Jiménez: que hay muchos más casos de los que parece porque es un gran tabú. «A veces creo que es el último gran tabú sexual», nos dice David. «He escuchado a mis amigos contar cosas muy sórdidas y nadie se sorprende demasiado. Yo digo que llevo medio año sin acostarme con mi mujer y les da un mareo del susto. O de la risa. Nunca acabaré de entenderlo».

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La sexóloga Mamen Jiménez también culpa al mito que está asentado en la mentalidad de la sociedad: «La realidad no se parece en nada al modelo canónico que nos llevan vendiendo todos estos años: sí, hay hombres que solo piensan en ello desde que se levantan hasta que se acuestan, pero también hay otros que desean solo a veces, poco o casi nada. Del lado de las mujeres sucede lo mismo: depende de cada mujer, no hay un patrón común. Desterremos de una vez por todas, por favor, eso de que “lo normal es que los chicos quieran más que las chicas”, porque no es cierto».

Tres puntos clave para entender y valorar el deseo sexual... y una solución al problema

Mamen nos resume en tres puntos clave lo que debemos comprender sobre el deseo sexual masculino (y también el femenino) para valorar si en nuestra pareja hay un problema y para entender cómo funcionamos en el sexo:

1) El deseo femenino está más condicionado por las hormonas que el masculino: «Las mujeres pasamos por un carrusel hormonal mensualmente, uno grandecito, pero es que, además, si hay embarazo, postparto, etc., el carrusel es de órdago. La menopausia es la guinda del pastel para la feria hormonal. Así que no es de extrañar que en algunas mujeres el deseo suba y baje; es decir, que no sea tan constante como el de algunos hombres, pero esto no quiere decir que sea más bajo ad eternum».

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2) El deseo sexual es algo vivo que ha de ser alimentado: «No es algo aislado que se tiene o no se tiene. El deseo ha de ser alimentado. ¿Cómo? Pensando en sexo y teniendo sexo. Durante generaciones se nos ha vendido que los hombres desean a todas horas, de manera que han visto licitado el hecho de pensar en sexo cuando les plazca. Esto ha generado una profecía autocumplida: "Nos han dicho que somos los que más deseamos y por tanto somos los que más pensamos en ello; como pensamos en ello mucho, somos los que más deseamos"».

«En el caso de las mujeres ha ocurrido todo lo contrario: no nos estaba permitido pensar en sexo, de manera que hemos visto languidecer nuestro deseo a base de no mimarlo, de no poder exteriorizarlo y darle rienda suelta. En el momento en el que esto se ha visto posibilitado, ¿sabes qué ha ocurrido? Que tenemos a un montón de mujeres viviendo su sexualidad como les da la gana... y con muchas ganas».

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3) Los seres humanos somos algo más que hormonas: «Hay quienes alegan que "todo esto es una cuestión puramente biológica", pero hay algo que debemos tener en cuenta: los seres humanos, afortunadamente, somos mucho más que mera biología; tenemos la razón, que nos ha hecho evolucionar más allá de los instintos. Es decir, el cuerpo predispone, pero la mente dispone. No somos presas de la hormona».

Conocemos los datos, los puntos clave, el testimonio de personas que lo viven desde diferentes perspectivas, pero... ¿hay solución? Nuestra sexóloga tiene claro que, antes, debemos identificar si hay o no un problema: «La falta de deseo sexual se puede convertir en un problema, pero solo cuando el nivel de deseo (sea por exceso o por defecto) genera malestar a la propia persona. Sin embargo, en numerosas ocasiones nos encontramos con personas que están pasándolo mal por el deseo... pero porque no se ajusta al de su pareja. Cuando hay diferencias grandes en la cantidad de sexo que queremos o en cómo lo queremos, la pareja puede llegar a resentirse mucho. La buena noticia es que es posible encontrar un espacio común, un punto en el que ambos estén a gusto, aunque para eso hace falta trabajar, por supuesto. Y ese trabajo suele dar buen resultado, creedme».

En Trendencias | Las 4 posiciones sexuales que queman más calorías, según los expertos

Refresca tu vida sexual: 6 juegos en pareja para pasar de la rutina

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pareja divertida en la piscina

Sábado veraniego: playa, ducha, cena, paseo y helado reglamentario. O salida de copas reglamentaria. Y al llegar a la cama... ¿encuentro sexual reglamentario? Si la rutina y el “casi siempre lo mismo” están ganando terreno en vuestra vida sexual es el momento de ponerse manos a la obra (o manos a... sitios mejores). Los juegos sexuales en pareja nos pueden dar mucha vidilla, pero eso sí: hay algunas cosas que debemos tener en cuenta antes de lanzarnos. ¿Jugamos?

Leer antes de hacer

Si nos dieran un céntimo por cada artículo sobre romper la monotonía en la cama que hay publicado, hoy probablemente podríamos comprarnos una casa en las Maldivas. Esto también serviría para vapulear nuestra rutina, seguro, pero nos saldría caro en impuestos. Mejor sigue leyendo.

Sí, hay mucho escrito al respecto pero casi siempre se omite una recomendación que te puede salvar de un mal rato: hay que ir poco a poco. En lo sexual, como otras muchas cosas, pasar de cero a cien no es la mejor idea.

Por ejemplo, si nunca habéis jugado con comida hacerte un Samantha, de Sexo en Nueva York (es decir, llenarte el cuerpo de sushi y esperar en casa a tu pareja para que coma sobre ti) es como intentar pasar de no practicar deporte alguno a hacer una maratón.

Si habéis pensado empezar con jueguecitos lo suyo es hacerlo como dicen Fonsi y Daddy Yankee: despacito (aunque ellos se refieren a... bueno, otra cosa). (Nota de la autora: siento lo de la canción, ahora te vas a pasar medio día con ella en la cabeza; pero no hay mal que por bien no venga, así te acuerdas de este artículo y de cómo probar cosas nuevas con tu pareja.)

Pareja besándose casi a oscuras

Pactado, planificado, disfrutado

Tendemos a pensar que en materia de sexo todo lo que sea planificado o pactado es menos diver, menos pasional y menos de verdad, pero para nada es así, más bien al contrario. Si hemos quedado con nuestra pareja para tener un encuentro especial, uno en el que sabemos que vamos a hacer cosas nuevas, ¡vamos a estar pensando en ello hasta que llegue el momento en cuestión! No hay nada que alimente más el deseo que pensar en sexo, anticipar en el pensamiento lo que vamos a hacer: es como pre-saborear el postre que sabes que te vas a pedir en tu restaurante favorito.

Además, elegir el plan y prepararlo todo juntos ya puede ser algo placentero: no es lo mismo tomar unos vinos mientras hablas de cómo quieres que te haga tal cosa o te cuente de lo que le pone la idea de... que hablar de a quién le toca el baño esta semana.

¡A jugar en pareja!

1. Dónde y con qué

El título no es muy comercial pero el juego supera con creces lo poco atractivo de su nombre (se aceptan ideas para renombrarlo con más glamour): se trata de vendar los ojos a nuestra pareja e ir "tocando" partes de su cuerpo con diferentes objetos o partes de nuestro cuerpo. Se ruega erotismo y no ponerse ordinarios, aunque quizá con eso os echáis unas risas, que también es sexy. Un cubito de hielo en la nuca, una pluma cerca del obligo o el roce de los labios en la ingle son algunos ejemplos para empezar.

2. Linterna “verde”

No, no es un juego sobre el héroe de cómic (aunque no está mal recordar a Ryan Reynolds... a pesar de esta peli), se trata de coger cada uno una linterna, apagar todas las luces e ir, por turnos, iluminando qué parte del cuerpo quieres que el otro te... (rellenar a gusto del consumidor).

pareja en la piscina besándose

3. 1, 2, 3... ¡splash!

No se trata de hacerlo como una sirenita (evitaré hacer la broma obvia), sino de cambiar del medio seco al húmedo. Si hay algo que apetece con este calor es ponerse a remojo y ya si además viene con extra de placer, mejor. Piscina, playa (cuidado con ser vistos, cuidado con la arena...), jacuzzi o bañera, la cuestión es que haya un volumen más o menos grande de agua en la que poder zambullirnos. No es un juego per se, pero puede dar mucho juego. De hecho si lo combinamos con el anterior punto... ¡podemos jugar a ser los "Vigilantes de la playa"! (gracias de nuevo, tele de los 90).

4. La caja X

Cada uno, por separado, anota en papelitos individuales cinco fantasías eróticas de las que le gustaría poner en práctica (y que sepamos que van a ser del agrado del otro, claro). Doblamos todos los papeles y los metemos en una caja. Uno de los dos sacará un papel... y si a los dos os parece bien la idea recreáis lo que allí esté escrito.

Esta es una manera estupenda de compartir algunas de nuestras fantasías con nuestra pareja. Pero para que funcione es importante respetar al otro y no cuestionar sus fantasías: esto va de pasárselo bien y de ganar en intimidad, recuerda.

5. Role-playing (o juego de roles)

Esta idea en realidad son dos mil millones de ideas, porque lo bonito de jugar a ser otros es... ¡que hay infinitas opciones a elegir! Entre los clásicos está el topicazo de la asistenta francesa o el de policía y “malo/a".

Dejad volar vuestra imaginación y poneos creativos, que se note que los móviles y las nuevas tecnologías no nos están dejando el cerebro como los espetos en las playas de Málaga.

En cualquier caso, en pos de la felicidad veraniega y del disfrute, os dejo tres opciones la mar de contemporáneas:

  • Juego de Tronos. No hace falta que diga nada más. Si habéis visto la serie tenéis material para setecientas sesiones de role-playing (y otras cosas), y todas calentitas.

  • Dos desconocidos en un bar: podéis quedar directamente en un bar y hacer como que no os conocéis y... bueno, lo que surja. No hay nada como salir un poco de nuestros roles para soltarse la melena porque, a ver, puede que nunca hayáis hecho tal o cual cosa, pero siendo Carmen Sandiego y el doctor Drake Ramoray (gracias tele de los 90)...

  • Chef y cliente: ¿Cómo? ¿Que no le ha gustado mi plato? Eso es porque no sabe cómo ha de comérselo... Y claro, la chef tuvo que salir de la cocina y ponerse con el cliente del restaurante a explicarle lo delicado de cada bocado, lo sutil del sabor de... Ojo: no me hagáis esto con una pizza que hayáis pedido por teléfono, que pierde realismo.

Aquí tenéis unas cuantas ideas, ahora... ¡a jugar! Feliz y apasionado verano.

Fotos: Pexels.com

En Trendencias: ¿En qué piensas durante el sexo? Aprender a concentrarse te interesa, y mucho

Estas son las conversaciones que tienes que tener con tu pareja para que la relación dure

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pareja hablando en chiringuito De las largas charlas sobre lo divino y lo humano que tenemos al inicio de la relación a la conversación rutinaria y superficial que a veces llega con el tiempo: si quieres que tu relación sea fuerte (y tú serfeliz en ella) hay unos cuantos temas de los que no podéis dejar de hablar. Y qué ver esta noche en Netflix, por muy importante que te parezca, no es uno de ellos.

Un estudio realizado por la Universidad de Arizona determinó que tener conversaciones sobre temas que nos importan, que consideramos profundos, nos hace mucho más felices que las que las conversaciones tipo "de ascensor".

Y esto es totalmente aplicable a las parejas, así lo veo en consulta a menudo: si la rutina nos lleva a apenas cruzar unas palabras al día, o a hablar exclusivamente de infraestructuras y organización, estamos dejando a la pareja sin trasfondo, sin background, sin contenido del que alimentarse.

Sí, hay que decidir quién saca la basura y quién hace la compra, pero también necesitamos saber qué piensa nuestra pareja de determinados temas y compartir nuestras posturas.

No es que de pronto tengáis que hacer un club de lectura entre los dos con el Ulises de Joyce o debatir sobre el Superhombre de Nietzche, se trata de abordar temas que resulten trascendentales para vosotros, para ti y tu pareja: se trata de hablar de las cosas que te importan.

mujer susurrando en el oído de un hombre

Hablemos de ello

Estos son seis de los temas que conviene tratar en pareja para construir una relación sana, fuerte y duradera. Palabra de terapeuta.

1. Proyectos, sueños y planes individuales a medio-largo plazo

Pero, si estamos en pareja, ¿cómo que planes de futuro individuales? Sois pareja, sí, pero seguís siendo dos individuos, con vuestras metas y vuestras necesidades, y esto es importantísimo no olvidarlo.

Ir hablando de las metas o planes de cada uno hace que tengamos bien engrasada la relación de cara a la proyección de futuro: nos posibilita encajar nuestras vidas sobre información y deseos reales de cada uno, reduciendo así frustraciones futuras personales y de pareja.

Paradójicamente a lo que muchos creen, preservar al individuo, potenciarlo, hace que ganemos en unión. Además, la mejor manera de que tu pareja te apoye y ayude en tus proyectos es que sepa cuales son, así que... ¡compártelos!

Solemos dar por sentado que conocemos a la perfección a nuestra pareja, que sabemos de sobra qué quería ser de mayor o cuál es su proyecto soñado. Pero la realidad es que no siempre es así, y no nos damos cuenta.

Cuando ya llevamos mucho tiempo de relación es posible que en ocasiones pongamos el automático en determinados temas, que rellenemos con lo que nosotros creemos en lugar de escuchar y/o que directamente dejemos de hablar de nuestros sueños porque total, tampoco son tan fáciles de alcanzar.

Pero compartir esto con nuestra pareja, prestarle atención, construir una imagen precisa de sus aspiraciones es clave para que sienta que le queremos, para forjar unas sólidas bases que nos permitan durar años. Así que pregúntale, ¿tú qué quieres ser de mayor?

2. Angustias, nervios e inseguridades

Con esto sucede lo mismo que con el punto anterior: solemos dar por sentado que sabemos de sobra qué desvela a nuestra pareja o qué le genera ansiedad.

Preguntemos, no perdamos la oportunidad de permitir que la otra persona nos cuente algo tan íntimo como son las inseguridades, porque algo que a priori es negativo, en realidad va a fortalecer nuestra relación: al compartirlo ganaremos en intimidad, y lo que es más importante, nos sentiremos escuchados, apoyados... y eso hará que nos queramos más.

3. La infancia y la familia: el pasado

Cómo fue nuestra infancia, cuáles eran las costumbres en casa, ideales y valores de los padres... y qué entendemos por familia nosotros, qué modelo queremos y qué cosas no queremos reproducir bajo ningún concepto.

¿Por qué es importante hablar de esto? Cada uno se ha criado en un entorno diferente con unas reglas, normas y un modelo de relación diferentes, y queramos o no, esto deja poso y por tanto tendrá cierto peso en nuestra relación.

pareja al atardecer

4. Tus relaciones pasadas

Me vas a decir que hay cosas que es mejor no contar a tu pareja con respecto a los exs, y yo estaré de acuerdo contigo. Una cosa es que te recomiende hablar de tu pasado amoroso y otra muy diferente es que te embarques en un monólogo sobre vida, obra y milagros de Pepito, tu ex que te dejó y que tardaste tres años en olvidar.

Para conocernos en profundidad, para establecer una imagen completa del otro, es preciso conocer el pasado y eso incluye, claro, las relaciones. ¿Qué hay de malo en hablar de ello si es pasado? Si está contigo es, entre otras cosas, debido a que esas relaciones no funcionaron, así que, ¡bravo por los errores del pasado!

Y hablando de errores, uno de los beneficios de hablar de nuestras anteriores relaciones es que podemos compartir con la otra persona aquellos aspectos que nos hicieron romper, aquellas cosas que no queremos en una relación, aquello que nosotros mismos hicimos y no queremos repetir...

Dejemos atrás posturas anacrónicas acerca de los historiales de relaciones, dejemos atrás celos absurdos y abrámonos a conocer a quien tenemos en frente, a nuestro compañero, con sus luces y sus sombras, con su presente, pero también con su pasado.

5. Lo que nos gusta del otro

Ay, si hay un algo que en pareja tendemos a dar por sentado es que el otro sabe qué nos gusta de él. ¿Los argumentos? Que se nos nota o que se lo dijimos el 7 de Febrero de 2003. Sin embargo la realidad es que en lo que a afectos se refiere no basta con eso de Ella lo sabe o El cariño se lo demuestro estando a su lado.

Sí, suponemos que si seguimos juntos es porque algo tendremos que le guste al otro, pero qué tristeza tener que llegar a este planteamiento. Lo que no se dice no se sabe, por mucho que nuestra conducta creamos que refleja lo contrario.

Hablad de qué os gusta del otro, de lo que os enamora, de aquello que en su momento no os gustó y que ahora os vuelve locos... De esta forma centramos la atención en los aspectos positivos del otro y no en si se ha dejado la tapa abierta del WC o si no cierra el paquete de pan de molde "como hay que cerrarlo".

A veces hablar cuesta. Hay temas que nos parecen duros o que creemos que no hay que tocar. Hay días, semanas, en las que lo único que nos apetece al llegar a casa es perder el conocimiento en el sofá. Pero vuestra relación necesita mimo, necesita unos buenos cimientos, y una muy buena manera de lograrlos es conociendo bien a la otra persona, compartiendo con ella lo que somos, lo que queremos y lo que fuimos. Así que ya sabéis: hablad, no escatiméis en palabras, porque son gratis y sientan de maravilla.

Fotos: Pexels.com

En Trendencias:

La confirmación definitiva: este collar de Gigi Hadid deja claro que ha vuelto con Zayn Malik

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gigi hadid zayn malik street style collar

Hace menos de seis meses que una de las parejas de moda más populares del mundo se separó. Gigi Hadid y Zayn Malik se decían adiós, pero no por mucho tiempo. Porque ambos han vuelto a pasear juntos y acaramelados por las calles de Nueva York. Y si con estas apariciones juntos nos quedaba alguna duda, la modelo nos las despeja todas con un accesorio muy especial.

gigi hadid zayn malik street style collar

La pareja presumió de estilismos en total black, con dos looks perfectamente coordinados. En el caso de Gigi Hadid, con un vestido camisero largo y unas deportivas con toques neón. Sin embargo, la top model quiso darle un poco de luz al outfit a golpe de gafas de sol de tendencia y una cascada de collares minimalistas muy chic. Pero no eran collares cualquiera...

gigi hadid zayn malik street style collar

La it girl ha escogido un colgante con el nombre de su novio escrito en él. Se trata de un diseño de Lana Jewelry totalmente personalizable que ya había lucido en otras ocasiones. Una forma muy sutil pero convincente de aclarar su nuevo estatus de pareja, terminando de un plumazo con todos los rumores. #ZaGi están de vuelta, ¿esta vez definitivamente?

Fotos | Gtres.

En Trendencias | Todas las claves para llevar chándal y triunfar en el street style están en el look de Hailey Baldwin.

Y con internet y las redes sociales llegó el micro-cheating a la pareja

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Escribir algún que otro mensaje en doble sentido, dar más likes de lo necesario a esa persona que sabes que puede resultar siendo "peligrosa" en tu relación, omitir que tienes pareja cuando conoces a alguien nuevo -pequeñas mentiras sin con importancia-... El mundo de las RRSS ha abierto una era ante nosotros y el micro-cheating está a la orden del día. Actualmente, los pequeños engaños son más comunes de lo que pensamos y el poner el límite -y el freno- está en nuestras manos. ¿Sabes de qué se trata? ¿Has caído alguna vez o has sufrido micro-cheating? A pesar de que el término es muy ambiguo, estos pequeños engaños están más presentes de lo que pensamos.

¿Qué significa micro-cheating?

Si traducimos la palabra al español veremos que micro-cheating es algo así como pequeños engaños. Según la psicóloga australiana, Melanie Schilling, estas pequeñas mentiras abarcan un gran número de situaciones y/o acciones aparentemente pequeñas pero que ponen mucha atención a una persona de fuera de la pareja.

Podrías estar involucrado en el micro-cheating si hablas o conectas a escondidas con otra persona en las RRSS; si te escribes asiduamente con alguien; si minimizas la seriedad de tu relación con tu pareja o si guardas su número de teléfono con otro apodo (para no mostrar el real). Si tu pareja empieza a ocultar su relación contigo o te miente sobre su amistad con la otra persona, deberías empezar a considerar que hay algo más.

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Guardar el contacto de alguien con un nombre distinto o quedar a escondidas son algunos de los indicios del "micro-cheating"

Todas estas acciones nos indicarían que alguien está engañado de manera encubierta -manteniéndolo a escondidas de la pareja-. La diferencia entre amistad y micro-cheating se encuentra en el hacer que esa relación sea abierta (y sin nada que esconder) o que venga de la mano del secreto y las mentiras. A pesar de todos estos indicios y de querer mostrar la diferencia entre el engaño convencional y este "micro engaño", Twitter ha querido mostrar su disconformidad ante este 'nuevo' término. El abanico es tan amplio que la gente no ha dudado en considerar que el término no se ajusta a la realidad y la red social se ha visto inmersa con miles de originales -y en ocasiones, divertidos- tweets para enseñar que el micro-cheating es demasiado ambiguo.

El concepto de #microcheating es jodidamente ridículo. Básicamente, si te conviertes en algo más que vagamente conocido con alguien que no sea tu pareja, ya estás engañando. Qué. Es. Esto. Mundo???????

- Aparentemente "micro-cheating" es algo de lo que te tienes que preocupar ahora.
- No puedes ser un "micro-cheater" si siempre estás soltero.

Las personas que creen en #microcheating son demasiado inseguras como para tener una relación romántica sana.

Acabo de ver leer el artículo sobre #Microcheating. ¿A quién se le ocurre esta basura? Lo siento amigo, pero debido a que ahora tengo un pareja ya no podemos tener nuestras propias bromas, porque de lo contrario, estoy engañando.

En resumidas cuentas, podríamos definir el micro-cheating como algo menos que la infidelidad consumada pero que va más allá de la línea de la lealtad monógama estándar.

Los límites los ponemos nosotros mismos

Martin Graff, profesor de psicología en la Universidad de Gales de Sur, asegura en uno de sus últimos artículos publicados que el engaño ha ido evolucionando en función al nacimiento de internet y las redes sociales. "El hecho de que nos comuniquemos cada vez más por internet hace que las relaciones sean cada vez más ambiguas". Pero lejos de fijarnos en los manuales, el término micro-cheating depende de cada pareja.

Max (hemos preservado la identidad de la persona por expreso deseo) nos asegura que con su pareja han decidido establecer unos límites,

El año pasado mi pareja y yo vivimos un momento duro al ver como la pareja de nuestros mejores amigos se desintegraba de forma sumamente destructiva por no haber sabido gestionar estos microengaños. Mi pareja y yo somos la antítesis del romanticismo pero creemos que lo importante es lo que pase entre nosotros (lo demás es accesorio). Es por eso que hará cosa de tres meses acordamos que lo de estos chicos no podía pasar... así que nos planteamos el formato de pareja abierta. No en el sentido de salir a ligar todos los fines de semana, sino que en caso de que se dé la situación de que ocurra algo, no tiene porqué condicionar a nuestra convivencia.

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Además, añade que "en el caso de que se dé la situación de que ocurra algo con alguien, esto no tiene porqué condicionar nuestra convivencia. Hablar con alguien en un bar o en la calle -incluso si pasa algo más- no debe trascender de puertas adentro ya que lo importante es que nuestros sentimientos como pareja no cambien".

Aunque las opiniones varían según la persona. Según Paula (por expreso deseo su nombre es ficticio),

El microcheating si no llega a nada más es porque uno lo corta en algún momento, porque si no, de los mensajes sin importancia se pasa a los cafés inocentes... y de ahí a meterse en un lío.

Las causas son varias: rutina en la pareja, discusiones o el no sentirse querida por la otra persona. "Hace mucho tiempo empecé con el microcheating a mi pareja de toda la vida (era un auténtico amor): me empezó a hacer caso un chico malote y terminó mal... No supe pararlo a tiempo. Así que he aprendido que por inocente que parezca, el microcheating te puede llevar a cosas mucho más graves y de amor importancia" asegura Paula.

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Aunque si nos dirigimos a algunos psicólogos expertos éstos lo tienen claro: "el microcheating es un término muy amplio, depende de lo que cada uno entienda por engaño. Hay personas que hablar por mensaje con alguien ya lo consideran engaño, otras que un beso con un extraño no lo consideran nada importante,... Cada pareja es un mundo y establece sus propios límites. Al final ‘lo que dice en el manual’ es algo tan amplio que no se puede aplicar a cada pareja".

Las apps que demuestran que quieres engañar

Pese a que existen muchos detractores sobre este término, lo cierto es que con la expansión de las redes sociales y el nacimiento de aplicaciones móviles para ligar como Tinder o Happn, han aparecido otras app que ayudan a esconder todo tipo de evidencias (hay muchísimas personas infieles en la sociedad). A estas alturas del partido, si estás con pareja y usas una de estas aplicaciones es que existe un engaño intencionado. Las más conocidas son:

  • Lock Photos Album & Video.s Safe. Con una imagen principal (logo) en forma de calculadora, esta aplicación no levanta ningún tipo de sospechas. En ella se pueden guardar fotos, vídeos, notas, documentos o cualquier archivo que queramos ocultar.
  • Locker Lite. Considerada como una de las mejores aplicaciones para iPhone, Locker Lite nos permite tres tipos de bloqueo, ayudándonos a ocultar fotos como vídeos, notas de voz, contactos o notas.
  • Hide it Pro. Válido tan solo para Android, esta app nos permitirá ocultar imágenes, aplicaciones, mensajes y llamadas de nuestro teléfono a escondidas. Su logo en forma de nota musical no levanta ningún tipo de sospechas.

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Fotos | Pexels
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Te contamos por qué “Una relación abierta” puede convertirse en tu nueva comedia romántica favorita

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Una Relacion Abierta

Permission, traducida en España como Una relación abierta, es la nueva comedia de Brian Crano protagonizada por Rebecca Hall (Vicky, Cristina, Barcelona) y el actor británico Dan Stevens. Un Nueva York icónico, una pareja enamorada y una situación diferente a la que estamos acostumbrados en este tipo de género.

Anna (Rebecca Hall) y Will (Dan Stevens) llevan juntos toda la vida. Sólo han conocido un amor, sólo han tenido un primer beso y una primera cita y nunca han estado con nadie más. Antes de casarse, y tras una bomba incendiaria de uno sus amigos, comienzan a plantearse tener sexo con terceras personas para asegurarse de que están tan bien como suponen y su relación es tan fuerte como imaginan.

Parece que estamos ante una película que se escapa de lo establecido como comedia romántica tipo: chico y chica se conocen, se enamoran, no admiten que se quieren, no pueden estar juntos, uno de ellos dice por fin la verdad y acaban besándose y siendo felices para siempre. Fin.

Una Relacion Abierta 1

¿Y si se introduce en esa historia de amor una variable fuera de la monogamia? Así, Anna encuentra a Dane (François Arnaud) y Will encuentra a Lydia (Gina Gershon, la sexy antagonista de Showgirls). Y a partir de aquí todo es confuso, dramático y divertido a la vez.

Una Relacion Abierta2

Puede que Una relación abierta pase a formar parte de esas historias de amor que escapan de los estereotipos comunes como ya pasó con la original Olvídate de mí, la surrealista Mr. Right, o la maravillosa 500 días juntos.

De momento promete ser divertida, tiene una preciosa banda sonora y se desarrolla en un Manhattan que siempre nos parecerá el lugar perfecto para el amor. Para nosotros, ingredientes más que suficientes para enamorarte en un film que está pasando desapercibido entre películas infantiles y de acción.

Fotos| Permission

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¿Te pareces a tu pareja? Estás de suerte, la ciencia dice que el amor triunfa entre los que se parecen

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parejas mimeticas

Existe un refrán popular que dice aquello de "dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición". Y no podría definir mejor el tema de hoy: esas personas que se adaptan y amoldan tantísimo a sus parejas que terminan pareciendo siameses. Y no, no es un mito o una leyenda, existen estudios y bases científicas para ello. ¿Por qué las parejas se mimetizan? ¿Cómo reconocerlo para evitarlo?

Si miramos a nuestro alrededor, veremos que las personas tienden a salir y enamorarse de otras similares a ellos de alguna forma. Ya sea a nivel académico, económico o social; pero también por características más específicas como los hobbies, la altura o la edad. Esto es lo que se llama 'emparejamiento asortativo', un fenómeno acuñado por este estudio del National Bureau of Economic Research.

parejas mimeticas

Esta tesis trata de explicar porque las personas con estudios o cierto nivel económico tienden a casarse con otras de las mismas características para doblar sus oportunidades en el futuro. Esto, por supuesto, no ocurre de forma deliberada. "Está en nuestro ADN, a un nivel mucho más inconsciente y tiene que ver con los instintos de supervivencia" afirma el artículo. Pero el concepto de mimetización va más allá: nos emparejamos con personas similares y, con el paso del tiempo, nos vamos pareciendo aún más (física y psicológicamente)

"Tu cara me suena": parejas que se parecen a nivel físico

Como hemos comentado anteriormente, nos sentimos atraídos por personas de la misma edad, altura. O incluso rasgos similares. Esto es porque, científicamente hablando, estamos programados para buscar la similitud genética. Y no es broma. Nuestro ADN está programado para pasar nuestros propios genes y las posibilidades de tener un hijo similar a ti aumentan con una pareja similar a ti.

Esta teoría se denomina "similitud facial" y fue desarrollada en 1987 por el psicólogo Robert Zajonc de la Universidad de Michigan. Hoy en día continúa siendo el mayor referente en cuanto a psicología y comportamiento de parejas, demostrando en su estudio que las parejas que llevan casadas más de 25 años son muy parecidas físicamente entre ellas.

Esta hipótesis de Zajonc habla también del entorno en el que se desarrolla la pareja. Dos personas que llevan mucho tiempo juntas han compartido experiencias, hábitos de sueño, alimenticios y sociales. Han sufrido y reído juntos, y eso va moldeando nuestro aspecto. Así, se podría decir que cuánto más parecida es una pareja, más feliz y duradero es el emparejamiento. Ya sea una causa (la similitud facial que buscamos antes de enamorarnos) o un efecto (el entorno conjunto que surge del emparejamiento) de ello.

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"¡Estás en mi cabeza!": similitudes a nivel psicológico

Más allá de los parecidos físicos, es muy común encontrar parejas que piensan igual, se comunican de forma similar e incluso completan las frases el uno del otro. Esto no es una cuestión de encontrar a tu media naranja, sino de un proceso psicológico denominado "neuronas espejo".

Este mimetismo entre personas enamoradas ocurre de forma inconsciente y, en palabras del propio Zajonc "es un fenómeno que ha ocurrido siempre y responde a nuestra necesidad humana de sentirnos parte de algo o fuera de algo". En definitiva, nuestro cerebro y nuestra psique se adaptan para encajar.

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¿Cómo reconocer si vosotros sois una pareja mimetizada?

Este proceso de mimetización jamás ocurre en una sola dirección. Es un fenómeno recíproco, en el que ambos van asimilando al otro y acercándose más entre ellos. Vamos, el clásico tópico de "dos no lo hacen si uno no quiere" llevado a la práctica. Tampoco ocurre de forma obvia ni de la noche a la mañana. Es algo gradual, apenas perceptible por quienes no os conocen a fondo. Así lo explica la teoría de Zanjoc:

Puede comenzar por acciones sencillas, como saber qué pedir en un restaurante si tu pareja llega tarde o está en el baño. O dar por hecho que los viernes por la noche son para vosotros aunque no hayáis concretado planes previamente. O encontrar grupos musicales y comidas que os encanten a los dos.

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Todos estos detalles propician que paséis más tiempo juntos, conociendo a fondo a la otra persona y el funcionamiento de su psique. Así, pronto comenzaréis a terminar las frases del otro, saber qué pensará de un tema en concreto antes de hablarlo o a reconocer su estado de ánimo con pequeños gestos o palabras. Esto no es una ley cósmica inquebrantable, aún podéis sorprenderos el uno al otro o cambiar de opinión en cuanto a ciertas cosas.

Con el tiempo la relación continúa asimilándose, llegando a un estadio de comprensión profunda. En ese punto, ambas personas toman decisiones vitales juntos, forman parte de la familia y amistades del otro y entienden el resto de su vida juntos (sea esto real o solo una ilusión).

Este fenómeno de mimetización ocurre en diferentes estadios e intensidades. Sin embargo, esto no garantiza una vida juntos ni se traduce en que hayas perdido tu personalidad. Solo porque actuéis parecido y tengáis rasgos físicos similares no significa que penséis igual. Podréis compartir aspectos de vuestra personalidad, pero seguiréis siendo personas independientes (aunque parecidas). Parece que, al fin y al cabo, los polos opuestos no se atraen tanto como creíamos.

Fotos | Unsplash, Gtres, @bonpon511.

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Entrevistamos a un maltratador en rehabilitación: "He sido educado bajo la premisa de que tu mujer es tu enemiga"

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En multitud de ocasiones hemos oído que un hombre maltratador nunca cambia, pero, ¿y si pudieran? Así al menos lo piensa la justicia, pues existen programas de rehabilitación para este perfil de agresor.

De hecho, cuando un hombre tiene una condena firme de violencia de género, pero la pena es inferior a dos años y no hay antecedentes, están sujetos, por lo menos en Cataluña, a hacer un programa de rehabilitación. De primera mano queríamos conocer algún caso así, hablar con alguien que llevara a cabo dicha terapia, y no ha sido nada fácil. Evidentemente muchos no quieren hablar, o no están dispuestos a reconocer en público lo que han hecho de forma abierta.

Pero en Fundación Agi pudimos hablar con un hombre dispuesto a contar su historia y su progreso, en terapia desde 2012. Por petición de la fundación se mantendrá el anonimato de dicha persona y los nombres son ficticios.

¿Por qué acabaste en rehabilitación para agresores de género?

Porque había manifestado violencia en el ámbito doméstico con mi pareja. En primer lugar fui a una psicóloga normal, en mi ciudad, que no era especialista en violencia machista. Luego vine a la Fundación Agi, obligado por mi pareja, porque yo seguía conviviendo con ella y los episodios de violencia se seguían repitiendo.

No fue hasta pasados un par de años que vi que había perdido a mi familia, mis hijos, la casa, todo. Me había arrestado la policía en el calabozo y me habían decretado una orden de alejamiento de mi pareja, de mis hijos también, y entonces vi que tenía que ponerle una solución.

Entre medias pasaron bastantes cosas y llevó tiempo tomar la decisión, pero a partir de ahí empecé poco a poco a tomar conciencia y a abrir la mente a la terapia y a venir aquí, realmente para aprender.

Aparte de la terapia individual también empezamos a hacer unos grupos de coaching de comunicación, asertividad, de relaciones, con otros hombres que venían aquí, y eso también me ha ayudado muchísimo a poder conocer cómo era yo por dentro y por qué había manifestado esos episodios de violencia contra mi pareja.

La terapia me ha ayudado a poder conocer cómo era yo por dentro y por qué había manifestado esos episodios de violencia contra mi pareja

¿Cuando comenzó todo esto?

Supongo que desde la infancia, pero la manifestaciones de violencia empezaron en 2012 después del nacimiento de mi hija, cuando había situaciones que escapaban a mi control, o lo que yo creía. Manifestaba violencia verbal, en algún momento física.

Tu pareja, ¿cómo reaccionaba?

Tuve suerte, la que era y es mi pareja a día de hoy fue la única persona que me dijo las cosas como eran. Me dijo: "Veo luz en ti, pero tienes que actuar y hacer cosas, está claro que de esta manera que estás no puedes tener una vida normal, porque volverás a caer". Me tocó estar bastante tiempo sin mis hijos y aprender.

Venía aquí a la fundación pero los episodios seguían. Después de estar en el calabozo pasó mes y medio, y ahí fue cuando ya había cosas que me llamaban la atención.

Mi mujer publicaba en las redes sociales escritos, yo los leía, al principio me enfadaba, pero luego me hacían reaccionar.

Maxresdefault Compressor Durmiendo con el enemigo (Sleeping with the enemy), 1991.

¿Qué tipo de escritos?

Contando la verdad, de lo que ella sentía, de lo que pensaba de mí y de lo que era.

¿Y cómo se sentía ella?

Se sentía oprimida por mi violencia, por haber actuado de una forma complaciente conmigo y aceptar años de malos tratos. Yo siempre he tenido un entorno que aprobaba esta violencia y ella empezó a hablar, a decir las cosas. Al principio lo lees y te enfadas, pero toca alguna tecla dentro de ti... Te enfadas pero sabes que tiene razón.

Llevas en terapia desde 2012, ¿qué cambios ha habido en tu vida desde entonces?

Una evolución bastante grande. Aparte de tener problemas relacionados con la violencia machista también tengo un trastorno obsesivo compulsivo, y me trataron también sobre esto, y me siguen tratando, con medicación, terapia y demás. He tenido que conocer muchas partes de mí y ver por qué me están pasando estas cosas, además de mi imaginación y pensamiento paranoico, que también influían…

¿Crees que tu trastorno influye directamente en la violencia doméstica?

No. He aprendido aquí en la fundación que la violencia es una decisión. Cuando no hay salida tomas la decisión de ser violento y evidentemente, he aprendido que la violencia la decides tú, que no hay ningún motivo que la justifique.

¿Podrías explicar con un ejemplo cómo has cambiado en la vida cotidiana?

Si se refiere a lo que es la violencia, cuando empezaban las discusiones por cualquier tontería me sentía atacado. Veía una discusión como un ataque hacia mi ego, mi masculinidad. Entonces cuando veía que algo no me cuadraba, actuaba así. A día de hoy soy capaz de intercambiar puntos de vista sin más.

He aprendido que la violencia la decides tú, que no hay ningún motivo que la justifique

¿Qué crees que ha sido lo mejor de la terapia?

La atención personalizada que he recibido. También el consejo de entrar en el grupo de coaching, me ha servido mucho. Lo mejor es que en esta última parte de la terapia pudiera venir mi pareja conmigo y dar su punto de vista de lo que me estaba pasando.

¿Crees que el hecho de que viniera tu pareja, o que tuvieras su apoyo en este punto, fue importante?

Ha sido imprescindible. Seguramente hubiera acabado siendo muy mala persona o me hubiera suicidado, porque no veía salida.

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¿Qué ha sido lo más duro de la terapia?

Conocer la verdad. Lo que yo hacía y por qué lo hacía, fue lo más duro en su momento, pero también es lo mejor ahora, porque el tener que remover el pasado te hace aceptar muchas cosas.

¿Sabrías explicar a día de hoy por qué lo hacías?

La respuesta es bastante amplia. Aunque no esté justificado en ningún momento el acto violento de un hombre hacia una mujer, a los hombres nos educan a través de la masculinidad y el machismo. En mi caso siempre he sido educado como que tu mujer es tu enemiga, o si no te sigue la corriente, mal.

Es un todo.

¿Te consideras machista?

Soy un hombre. Como hombre tengo mucho que aprender para ser feminista, me gustaría en el futuro tomar conciencia plena del feminismo y actuar más.

¿Qué le dirías a una mujer que ha pasado violencia, ha pasado lo mismo que tu mujer, violencia doméstica?

Que sea valiente y no tenga miedo a denunciar tantas veces como haga falta. Y sobre todo en informarse porque hay mucha información. Que no lo permita una sola vez, porque si pasa una vez, pasará más veces, aunque él te diga que no, que ya está bien, “ahora controlo", “no volverá a pasar”... No son acciones, es una educación que recibe el hombre.

¿Crees entonces que para solucionar la violencia doméstica basta sólo con la educación o hace falta algo más?

Hace falta actuar, leer, informarse, aprender mucho, desaprender también muchas cosas. Abrir los ojos. Sobre todo ser consciente de que los hombres somos socialmente privilegiados y que realmente para poder ser igualitarios tenemos que ceder esos privilegios y hacerlo de forma igualitaria. Te sientes mucho mejor siendo consciente de que hay un 50% de la sociedad que se siente oprimida y que cada vez es más evidente.

¿Tu cambio fue algo progresivo o algo en especial te hizo cambiar el chip?

Muy progresivo siempre, con mucho ensayo y error, no es fácil. Venía de una situación muy mala, aunque yo creía que estaba bien.

¿Sigues con tu pareja, verdad?

Sí, y a día de hoy estoy muy feliz, pero creo que es un caso excepcional, y que realmente es muy complicado que pueda funcionar las decisiones que tomamos en su día mi pareja y yo. Si no pones mucho de tu parte y no vas a tantos sitios como haga falta, pues…

Diría a la gente que si tienen un problema de salud mental, y si tienen un problema de violencia, que acudan a todos los sitios que hay, como Fundación Agi.

¿Hubieras venido de forma voluntaria a la aquí?

No, jamás. Lo tienes que hacer porque tienes hijos, tienes una pareja… para que se pongan ellos contentos, no por ti. Pero a día de hoy es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.

¿Qué crees que deberían hacer los hombres respecto a esto, incluso los no violentos?

Que cuando una mujer tiene una inquietud y te la expresa, no intentes decir que la entiendes, sino que la escuches, que intentes empatizar con lo que te está diciendo. Que estés atento, no bases tu educación y todo lo que has aprendido como una verdad absoluta, hay muchas cosas que aprender sobre el machismo, mucha informacion corriendo, información buena, y creo que hay que abrirse a este movimiento.

Pero sobre todo ser sensible con lo que te pueda decir una mujer, y sobre todo que cuando sabes algo, cuando hayas aprendido algo, y ves que en tu alrededor se siguen manifestando actitudes machistas, decirlo con total libertad, porque si lo sabes y no actúas estás siendo cómplice del machismo.

¿Cómo entiendes ahora las relaciones de pareja?

De una forma igualitaria, todavía hay cosas que creo que se me pueden escapar. Pero sé que una relación de pareja, aparte de pasar los momentos dulces, que eso se nos da bien a la mayoría, es también escuchar a tu pareja, sus inquietudes.

La repartición de las tareas del hogar es un punto fundamental, ser consciente de todo lo que pasa, de las responsabilidades que hay, y hacerlas, y no caer en el caso típico machista de “yo ayudo a mi mujer”, “estoy a rato con mis hijos” , no, realmente cuando tienes una pareja y con hijos, también estar, estar en todo. No creer que por tener un trabajo de 8-10 horas con eso ya estas cumpliendo, no, una cosa es el trabajo y otra cosa la responsabilidad en el hogar.

Y mostrarte tal y como eres, con tus sentimientos, tus emociones.

En este punto es lógico preguntarse si es la regla o la excepción

Una vez acabada la entrevista con Rafa uno no puede evitar preguntarse si es posible que de veras sean efectivos estos programas.

Al llevar poco tiempo implatados en España, no se pueden sacar conclusiones certeras. Cabe la posibilidad de que quizás no reincidan en los próximos, por ejemplo, dos años, pero en los siguientes veinte sí. Además de que se puede sólo recontar esas reincidencias si existe una denuncia registrada.

El informe de reincidencias de 2017 nos puede arrojar algo de luz pero no es concluyente. Entre 2010 y 2015, de los 678 sujetos que se registraron 46 aparecieron en los registros con una nueva denuncia policial, una vez finalizado el tratamiento. En cualquier caso, como dice Santiago Luque, psicólogo en programas de rehabilitación de Fundación Agi, "un curso psicoeducativo tampoco es la panacea, pero mínimo le estás dando un recurso alternativo a lo que él ha oído toda la vida".

Fotos | HBO, Durmiendo con el enemigo, Yanal Tayyem (unsplash.com).

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Amigas boomerang: por qué desaparecen en cuanto tienen novio

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Pareja abrazada

Conciertos, pelis, gimnasio, libros… Tu amiga y tú compartíais casi todo. Pero entonces la tierra se tragó a tu amiga. Bueno, la tierra no, fue su nueva y flamante relación. El misterio de la amiga que desaparece en cuanto tiene una relación está resuelto: te contamos por qué sucede y los (buenos) motivos por los que ninguno de nosotros debería hacerlo (por mucho que nuestra pareja, el sofá y la manta nos atrapen).

Puede que no sea la primera vez que lo hace. Puede que tú también lo hayas hecho alguna vez (vamos, confiesa). Casi todos hemos tenido algún amigo que es como el Guadiana, que viene y va: cuando está soltero, ¡Hola!, y cuando está emparejado… ¡Sayonara, baby! Y así una y otra vez.

Lo mejor es que la historia puede repetirse una y otra vez, porque hay quien hace de esto un patrón. Los anglosajones (que son maravillosos para poner nombres a las cosas) lo llaman “amigo boomerang”: se va, pero suele volver.

¿Cuándo constatamos la desaparición?

Los comienzos de las relaciones suelen ser bastante intensos: tu amiga tiene mariposas en el estómago, nervios, risa floja y la cabeza instalada en un loft en las nubes. Su cerebro está en plena ebullición: toneladas de oxitocina (la hormona de apego), dopamina y endorfinas (las de la felicidad y el “estupendismo”), que hacen que su atención e interés se dirijan a esa fuente de felicidad.

Por otra parte, en esta primera etapa se obtienen muchos refuerzos positivos en un formato maravilloso: besos y abrazos, miradas y cariñitos nos hacen tan felices que… ¿quién querría renunciar a ello?

Si hace poco que ha iniciado la relación vamos a darle algo de tiempo para que se centre y disfrute a tope de todas estas sensaciones (¡que luego se pasan!). Ahora bien, si hace meses que no sabes nada de ella puede que tengamos ante nosotros otro caso de “amigas que desaparecen sin decir adiós ni por Whatsapp”.

Mano de un chico y mano de una chica, agarrados

Los motivos de la desaparición

Aunque el enfado, la frustración, el sentirnos utilizados o abandonados, nos hagan pensar que solo el hecho de que le importamos un pimiento (de los pequeños, además) puede justificar semejante actitud, la realidad es que seguramente la explicación sea más compleja.

En el ser humano las conductas suelen ser pluricausales, es decir, hay más de un motivo detrás de ellas. En el caso de los amigos boomerang es frecuente encontrarnos con los siguientes:

1. Dependencia

Empezamos por uno de peso: puede haber cierto (o mucho) grado de dependencia, es decir, una excesiva necesidad emocional hacia la otra persona, en este caso su nueva pareja.

Pero la dependencia no ha aparecido de la nada, de hecho es muy posible que ya la hubiera antes… contigo, y que la haya después de la ruptura, cuando vuelva a llamarte.

Este tipo de personas necesitan a alguien ahí para ellas, alguien que les preste atención, alguien con quien establecer un lazo afectivo especial y estable. Cuando no hay pareja la dependencia se centra en los amigos.

Sin embargo ésta suele ser más fuerte hacia la pareja que hacia un amigo. ¿Por qué? Por una idea que lo sostiene (y que aunque no es real, no es funcional, es muy muy habitual oírla en consulta): con quien de verdad podemos contar en la vida es con la pareja, porque los amigos, aunque sean íntimos, tienen sus vidas.

Y digo que no es real porque lo que de verdad hay de fondo cuando nos encontramos en esta situación es un miedo y/o rechazo total a la soledad y a menudo, en un combo nada deseable, una baja autoestima.

¿Cómo se manifiesta esta dependencia?

  • Necesidad de estar en contacto a menudo o constantemente: muchos mensajes a lo largo del día o llamadas “para hablar de nada” son algunas de las conductas más frecuentes hoy en día cuando somos dependientes.
  • Sentir que estás abandonando a tu pareja si no pasas todo (o gran parte) de tu tiempo con ella.
  • Escaso o nulo interés por lo que sucede fuera de la relación.

2. Ideas acerca de las relaciones y de la amistad

Es posible que tu amiga crea que las relaciones han de ser así de absorbentes, que piense que es lo normal, lo esperable y lo deseable. Puede que esté convencida de que el verdadero amor es aquel que te llena tanto que no necesitas nada más.

El modelo de relación que vivimos en casa, lo que en nuestro entorno cercano se ha dado por “normal” desde que somos pequeños marcará (en gran medida) la idea que forjemos acerca de cómo han de ser las relaciones. Eso, nuestra personalidad, nuestro historial de relaciones y el cine, que también ayuda.

En cuanto a la amistad, es probable que tu amiga tenga por "verdadera amistad" aquella que implica contacto a menudo, verse frecuentemente… eso que comentaba unas líneas más arriba cuando hablaba de la dependencia.

Si partimos de esta idea de la amistad y de las relaciones no es de extrañar que se vea abocada a elegir entre ambas porque se sienta incapaz de se llevarlas las dos en paralelo: el gasto energético y emocional es demasiado alto para ella (bajo estas circunstancias).

3. Una cuestión de prioridades

Es duro pensar que este pudiera ser el motivo principal, pero entra dentro de lo posible. Las personas tenemos la capacidad de elegir, de hacer planes, de tomar decisiones, y tu amiga ha decidido que se queda solo con su pareja.

Aunque… Es cierto que el tiempo libre no es infinito y que a veces nos faltan horas al día para hacer todo lo que quisiéramos hacer, ¿verdad?

Pues en estas personas esa sensación está magnificada: tienen la impresión constante de que el tiempo se pasa muy rápido, entre otras cosas porque están en plena efervescencia del enamoramiento, y el cóctel de hormonas ayuda a producir este efecto.

AMigas riendo

No lo hagas

Centrarse en exclusiva en la pareja dejando de lado a los amigos, lo social, es un error que puede tener consecuencias negativas tanto para tu relación como para ti misma.

Pregunta: ¿qué necesita el fuego para mantenerse, para avivarse? Desde luego que lo tapen, que lo asfixien, que lo encierren, no. El fuego necesita aire y lo mismo sucede con las relaciones.

A nivel individual tener relaciones sociales más allá de la pareja no solo es algo recomendable, es algo necesario. Somos pareja, pero también somos personas, individuos, con nuestros gustos y nuestras ideas propias, y todo eso se puede diluir si limitamos nuestra interacción social a la pareja, a una sola persona.

Necesitamos el apoyo, la risa, la variedad, la comprensión sin condiciones, que nos proporcionan los amigos: es una red que ayuda a la estabilidad emocional.

Así que si tu amiga se ha borrado del mapa mándale este artículo por Whatsapp e invítala a tomar un café, puede que el boomerang vuelva antes de lo que esperabas. Y, oye, si no vuelve al menos te aseguras de que todo está bien en su relación y la dependencia no está haciendo de las suyas. Suerte.

Fotos: Pixabay.com; Pexels.com

En Trendencias: Esas amigas de las redes sociales ¿son realmente mis amigas?

Ni bomberos ni abogadas, las profesiones creativas son las que más ligan en Tinder

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Tinder Portada

Tinder, la conocida app para ligar que nació en 2012, ha desvelado los datos de las profesiones con más éxito dentro de su app en este último año. ¿Bomberos? ¿Abogadas? Nada más lejos de la realidad. Según Tinder, las profesiones creativas son las que más ligan.

Disenador

El dato desvela un ranking de diez profesiones que, según el número de right-swipes (desplazamientos a la derecha), son las que más éxito tienen dentro de la aplicación. Atrás quedan profesiones como la de abogado/a que estaban en los primeros puestos de hombre y mujeres el año pasado.

Fotografo

Ahora lo que se lleva en Tinder es la creatividad. Ellas prefieren directores creativos y ellos, diseñadoras gráficas. Estas son las dos profesiones que más triunfan en la app de citas. En el caso de las mujeres, el estudio revela que nos gustan también los arquitectos, los auxiliares de vuelo, los profesores, los veterinarios o los fotógrafos.

Medico

Los profesionales de la salud también siguen estando en el top de profesiones: fisioterapeutas, enfermeros, farmacéuticos y dentistas completan este ranking de los más atractivos para ellas.

Disenadora

Para ellos el top cinco incluye, además de diseñadora gráfica que es el número uno, enfermera, estudiante, ingeniera y directora de marketing, por ese orden. El ranking lo cierran las arquitectas, esteticistas, azafatas de vuelo, farmacéuticas y profesoras.

Pareja

Parece que en 2018 para hacer match ya no hacen falta los uniformes, que siempre han estado presentes en las fantasías de hombres y mujeres. Ahora lo que se lleva es ser original y creativo para conquistar en Tinder.

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¿Crees que has cambiado por tu pareja? Te damos las pistas para saber si eres una novia mimética

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novia mimetica como evitarlo

Hay muchas personas que, al enamorarse, construyen toda su vida en torno a su pareja. Quieren asegurarse de estar a la altura de sus necesidades y expectativas. Buscan formas de hacer feliz al otro, sumergiéndose inconscientemente en su vida y olvidándose de ellos mismos. Como Sandy se transforma por completo para conquistar a Danny Zuko al final de Grease. ¿Eres una de esas mujeres? Te contamos cómo identificar si eres una novia mimética y la clave para evitarlo.

¿Por qué lo hacemos? Nuestra experta en parejas nos cuenta lo que está ocurriendo

Cuando comienzas a salir o enamorarte de alguien, eres un individuo diferente a cualquier otro. Con tus propios intereses, preocupaciones y, en definitiva, set mental. No conoces aún a la otra persona, así que no sabes lo que espera de ti y no puedes adaptarte de ninguna manera. Solo te queda la opción de ser tú mismo.

Pero una vez que comenzáis a profundizar se hace más claro lo que necesitan y quieren de ti. Y aquí es cuando muchas personas se pierden a sí mismas por satisfacer al otro. No lo hacen adrede o bajo ningún tipo de coacción, sino que se amoldan de forma inconsciente. ¡Si hasta a Julia Roberts le ha pasado en Novia a la Fuga! Sí, cuando olvida cómo le gustan los huevos en el desayuno porque siempre los toma como le gustan a su pareja. Según la experta Mamen Jiménez, esto ocurre porque buscamos la proximidad:

Hay personas que utilizan (conscientemente o no) la mímesis como una herramienta para atraer a la otra persona, para crear un vínculo más fuerte. Parten de la idea de que “cuanto más me acerque a lo que le gusta, cuantas más cosas compartamos, más me querrá”. También hay detrás un deseo de proximidad: hacer cosas típicas del otro es una forma de sentirse cerca de él o de ella.

4 señales de que eres una novia mimética

  • Cambias tus opiniones para evitar discusiones:

No malinterpretemos la situación. Si tu pareja te abre los ojos a una forma nueva y diferente de pensar en algo de forma genuina, ¡bien por él/ella! Pero si lo que haces es dejar de dar tu opinión sobre algún tema por evitar discusiones o choques de ideas. O incluso has adoptado nuevas visiones políticas o morales para contentar al otro. Entonces estamos hablando de sacrificio de la personalidad. No lo decimos nosotros, lo dice la famosa psicóloga Holly Parker.

  • Sustituyes tus intereses por los suyos:

Este es el siguiente paso al punto anterior. Primero cambias tus opiniones e ideales (o los maquillas y callas para no confrontarlos). Después comienzas a dedicar más tiempo a sus intereses y hobbies que a los tuyos. Y no hay nada de malo en descubrir lo que le gusta al otro e incluso hacerlo juntos para disfrutarlo el doble. Pero las cosas pueden ir más lejos.

Este estudio psicológico habla de una gran diferencia entre ponerlos en práctica para comprenderse y compenetrarse más; y hacerlo para impresionar y hacer creer a la otra persona que eres "su pareja perfecta y coincidís en todo". Si dejas de lado tus propios planazos por hacer los suyos, estás cayendo en el temido mimetismo.

novia mimetica como evitarlo

  • Te importan sus problemas como si fueran los tuyos propios:

Por supuesto que debemos apoyarnos cuando estamos de bajón. Como dice la doctora Holly Parker, "es genial ser una fuente de apoyo y eso ayuda, pero emborronar la línea entre un problema de nuestra pareja y uno nuestro no es forma de ayudarse. Con ello se crea un foco de estrés añadido que os afecta a los dos." Así que no, no eres una mala persona porque seas feliz con tu vida a pesar de que tu pareja esté pasando por un mal momento.

  • Renuncias a grandes oportunidades por la otra persona:

El psicólogo Kevin J. Carson lo tiene claro: si has dejado pasar un plan de fiesta con tus amigas que te apetece porque tu pareja no puede ir; no te vas de viaje con tu familia porque él o ella no tienen vacaciones, has abandonado el gimnasio que tanto te gustaba para hacer deporte juntos o incluso has rechazado una gran oportunidad laboral porque requiere cambios en vuestra rutina; eres una novia mimética.

novia mimetica como evitarlo

¿Qué podemos hacer para no caer en el mimetismo y tener una relación saludable?

Si has notado algunos de estos signos, debes tener presente que esta pérdida de personalidad no es buena idea. La psicóloga Mamen Jiménez nos lo confirma:

Es cierto que en una relación compartir aficiones o intereses es positivo, pero la realidad es que mimetizarse con el otro no funciona como aglutinante para la pareja. De hecho ser diferentes lo que hace es enriquecer a la pareja: las diferencias individuales (en personalidad, en ocio) son importantes porque nos van a llevar a pasar tiempo a solas, fuera de la pareja, algo absolutamente necesario tanto a nivel de dos como individual.

La experta potencia la importancia de estas diferenciaciones entre personas. "Ser diferentes es positivo, necesario y recomendable. Si lo que queremos es estar cerca, si lo que buscamos es gustar al otro, seamos nosotros mismos, es mucho más interesante" recomienda ella. Sin embargo, también recuerda que "sí es necesario que haya similitud en ideales de vida, ya que ello va a determinar los planes a largo plazo de la pareja y cosas tan relevantes como dónde vivir, cómo gestionar la economía, etc."

¿Cómo evitar caer en la tentación mimética? Si crees que podrías estar haciéndolo, muchas terapias están de acuerdo en la eficacia de un mismo ejercicio de reflexión. "Pregúntate a ti mismo: si tu pareja no estuviera en tu vida, ¿querrías hacer o pensar esto? Si la respuesta es sí, estás siendo fiel a ti misma".

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Entrevista a un terapeuta de maltratadores: se resisten a reconocer que tienen un problema e intentan reforzar su victimismo

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Entrevista a un terapeuta de maltratadores: se resisten a reconocer que tienen un problema e intentan reforzar su victimismo

Cuando un hombre tiene una condena firme de violencia de género, pero la pena es inferior a dos años y no hay antecedentes, está sujeto, por lo menos en Cataluña, a hacer un programa de rehabilitación.

Por estos programas pasan todo tipo de hombres, de cualquier rango de edad o estatus social. Después de hablar con un maltratador rehabilitado, hablamos con Santiago Luque, psicólogo de los programas de intervención.

El problema de estas terapias es que hay mucho descarte al inicio. Muchos de los hombres que vienen obligados, mandados por un juez, asisten a las sesiones necesarias y luego no vuelven. Pero el grupo que decide quedarse suele llegar a un porcentaje más alto de éxito, entre el 60% y el 70%, porque existe un mínimo de concienciación de que tienen un problema.

Lleva en la Fundación Agi desde 1999 atendiendo a este perfil de hombres desde entonces: "Soy psicólogo clínico, cuando empecé prácticamente era un campo bastante inexplorado. Había poca información desde la intervención en el hombre, el agresor. Comenzaron a surgir bastantes recursos hacia la mujer, la víctima, pero hacia el hombre no existía prácticamente nada".

Nunca se plantean a ellos mismos como el problema

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Fundación Agi y otra entidad fueron los primeros en Cataluña en trabajar con la problemática desde la vertiente del agresor. Mirando hacia atrás nos cuenta que el panorama ha cambiado mucho desde que se aprobó la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Ahora se habla del problema en los medios de comunicación, no se oculta, cuando antes era algo que se quedaba en casa.

Los hombres que asisten a este tipo de terapias suelen llegar a ella obligados por sus mujeres y/o familiares, o porque tienen una denuncia interpuesta con una condena firme.

Es este último caso el que más conlleva mayor problemática debido a que "muchas veces no tienen conciencia de lo que hacen. Han dominado la relación a base de violencia y cuando la mujer toma las riendas o toma alguna decisión como esta, no entienden nada. Para ellos la relación funcionaba. Si alguna vez fueron conscientes de que no era así, siempre culparon a la mujer. Para ellos, la mujer era quién hacía las cosas mal, que hace lo que no debe". Nunca se plantean a ellos mismos como el problema.

Se sienten expropiados, que otras personas toman la decisión por ellos y no pueden controlar lo que está pasando. Entonces cargan contra el sistema judicial, la sociedad, la mujer, la ponen de bruja. Tienen un alto nivel de resistencia a entender que tienen un problema.

La violencia de género no entiende de edades o clases sociales

Santiago ha podido ver de todo, y nos afirma que no hay ningún tipo de filtro o predominancia de algún perfil de hombre en concreto. Lo que si observa es mayor tendencia a la violencia física en hombres con menos recursos verbales. La gente con más recursos en este aspecto usan estrategias más manipulativas, mucho más sutiles, una violencia más verbal y psicológica.

"Son estrategias más peligrosas, porque la mujer no se da cuenta del proceso, más lento, invisible, difícil de justificar ante la ley. Es como respirar un veneno, no te vas enterando, pero vas cayendo, y la mujer cae en procesos depresivos, de ansiedad y no sabe por qué. Y cuando se da cuenta, para entonces ha creado una indefensión tal que le impide salir de la situación". Y justo para tomar decisiones difíciles, como separarse de la pareja, es necesario estar preparado psicológicamente, y no lo están por eso mismo.

Al inicio de la terapia se realiza un cuestionario a los usuarios para valorar el índice de agresividad que puede haber en la relación, y el objetivo es ir identificando que esos indicadores de violencia han dejado de existir. Al inicio se hacen sesiones más intensivas y posteriormente se van espaciando a medida que se comprueba que lo aprendido se consolida en la persona. Eso se puede comprobar porque el propio usuario te indica si las situaciones de violencia se repiten, o las frecuencias de las broncas.

"La mayoría de los hombres venían aquí a vomitar la tragedia que tenían o la perspectiva victimista que tenían del problema"

Nos explica Santiago que "a veces no todo es tan fácil, hay relaciones de pareja que son complejas de por sí, en las que no hay violencia, pero hay un muy mal entendimiento porque tienen una forma de ver la vida muy diferente. Ahí hay que diferenciar entre violencia y que la relación simplemente no va bien". En ambos casos, Santiago hace un acompañamiento hacia la separación de la relación, lo más consensuada y menos traumática posible, aunque muchas veces ya es la mujer la que da ese paso.

Pero de aquí a 20 años atrás el panorama ha cambiado, a este porcentaje de hombres rehabilitados se ha llegado después de mucho tiempo de trabajo.

"La mayoría de los hombres venían aquí a vomitar la tragedia que tenían o la perspectiva victimista que tenían del problema. Esto ha cambiado mucho, la mayoría de los hombres voluntarios que vienen entienden que algo les sucede. Otra cosa es que sean plenamente conscientes del nivel de responsabilidad que tienen de lo que están haciendo. Y cómo esto afecta a la víctimas".

La educación emocional es la clave

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Como se puede ver constantemente en medios de comunicación y redes sociales, el maltrato no tiene edad. No se queda sólo en matrimonios con hijos, sino en las mismas relaciones adolescentes, y "parte del problema es que hay unos niveles de dependencia muy elevados en las relaciones, incluso en los más jóvenes". La clave para poder evitarlo sería la educación emocional.

"Es muy difícil entender por qué sucede todo esto, y si tuviéramos la clave ya se habrían tomado medidas. Para empezar, la educación emocional sirve para romper muchos mitos sobre las relaciones humanas, las relaciones entre el hombre y la mujer. También hay una parte de responsabilidad por parte de la mujer relacionada con qué es lo que espera de los hombres".

Nos indica que hay una serie de contextos que refuerzan los roles de género como el cine, donde se muestra un estereotipo muy concreto de mujer y lo que esta debe esperar de un hombre, y viceversa con el hombre, y esto se nos interioriza desde la infancia. El papel que juega la violencia en todo esto, cómo el hombre resuelve y triunfa a través de ella, y en el papel de héroe.

"Todo este tipo de películas refuerzan que la violencia es legítima si tú tienes razón. Ante la injusticia, funciona la violencia".

Luego hay muchos factores como la cultura patriarcal en la que crecemos, la pornografía, el factor familiar... Todo eso son factores que influyen en que se creen este tipo de relaciones de dependencia emocional y violencia.

"Seguramente si pudiéramos impartir educación emocional en las escuelas se podría prevenir en parte este problema, y otros como el bullying. Al final no dejan de ser faltas de respeto, y la base es la misma: el poder, el dominio, ejercer la violencia para recibir algún beneficio".

Aunque un psicólogo intuya una situación de violencia, a veces no puede hacer nada

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"Es algo que me he trabajado mucho tiempo, pero a veces ha sido inevitable que a uno se le merme la motivación... Ver que hay casos que no puedes manejar porque no hay forma de que se den cuenta de que tienen un problema", nos cuenta Santiago cuando le preguntamos lo peor de trabajar con personas con problemas de violencia doméstica.

En ocasiones aunque intuyan que hay una situación de violencia, si no hay un delito de sangre o nadie ha actuado, los medios policiales no quieren intervenir, y ahí es cuando los psicólogos se ven atados de pies y manos.

Aunque después de una sentencia acaben en una terapia psicoeducatica, "el número de sesiones es limitado, ellos vienen obligados y enfadados con el sistema, hay mucho trabajo que hacer con ellos y no siempre se consigue".

En las sesiones el discurso se repite: "la mujer hace cosas para fastidiarme a mí", "ella no hace las cosas bien", "tengo que corregirla". Ahí hay que "hacerles ver que todo al final se traduce en una relación de dependencia, y la violencia es una reacción o síntoma de su nivel de la misma, ¿cuántas mujeres que se han separado han muerto en lo que va de año a manos de sus parejas? No soportan vivir sin ella después de establecer ese vínculo de dependencia".

"Intentan incluso boicotear las sesiones, de forma inconsciente, al final lo que quieren es que se les escuche, e intentan reforzar su victimismo. Nuestro trabajo es ir gestionando estas situaciones".

Pero también nos cuenta que es muy satisfactorio ver cuando la terapia da resultados y los usuarios le cuentan sus avances, y ver cómo empiezan a autocuestionarse y replantearse cómo han estado viviendo.

La conclusión de Santiago es que el hombre más que cambiar para su mujer, debe cambiar para ellos mismos, pues la primera víctima de la violencia es uno mismo. "Hay una víctima real, pero el propio agresor también es una víctima de sus creencias", nos aclara.

"Él no ha elegido la educación que se le ha trasmitido. Cuando surge un confrontamiento con otra persona, el primero que sufre es uno mismo. La diferencia es que es un sufrimiento que dura poco. Luego el de la víctima real que dura más, se cronifica, y deja unas consecuencias devastadoras".

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Ni contigo ni sin ti: ese chico que aparece y desaparece, ¿te está haciendo breadcrumbing?

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Ni contigo ni sin ti: ese chico que aparece y desaparece, ¿te está haciendo breadcrumbing?

Parecía que conectábais pero entonces él desapareció dos semanas. A la tercera te llamó para quedar. Y fue muy bien. Luego nada. Días después un Whastapp suelto con una excusa. De nuevo te llama, necesita verte. Esto de “ni estamos ni no estamos”, las migajas de amor, se llama breadcrumbing, y es realmente nefasto. Aquí una guía de supervivencia.

¿Por qué seguimos ahí?

La magia de las migajas, cuando el personaje en cuestión lo hace “bien”, es que enganchan y mucho.

El proceso psicológico que hay detrás lleva a que valoremos por encima de los aspectos negativos el hecho de que nos dedique tiempo, a que nos sintamos especiales y eso compense lo malo.

Nos sentimos tan bien cuando por fin "lo conseguimos" (ahora explico esto, porque en realidad no es que lo consigamos nosotros) que nos sabe a victoria, y por ello justificamos los momentos en los que esto no sucede, para protegernos con ello del daño. “No, es que está ocupado esta semana”... ¿De verdad crees que por muy ocupado que esté alguien no tiene tiempo para una llamada o un mensaje? Reflexiona.

Ponía entre comillas el “cuando por fin conseguimos su atención” porque esa es la sensación que tenemos, pero la realidad es que nosotros no hemos logrado nada: su atención no viene por algo que hayamos hecho, sino porque “le viene bien ahora” por el motivo que sea. Y esto nos hace polvo.

Las personas necesitamos establecer relación entre nuestra conducta y las consecuencias que de ella se derivan para poder hacer predicciones y funcionar en el mundo. Por ejemplo: si yo soy cariñosa contigo, espero que te resulte agradable y tú lo seas conmigo. Esto nos sienta bien y es lo que buscamos.

El problema de este tipo de relaciones es que destrozan esa asociación, nos tienen en vilo, analizando al milímetro nuestra conducta a ver qué hemos hecho para que vuelva a llamarnos, y qué habremos hecho mal para que lleve dos semanas sin hacerlo.

Al romperse la relación conducta-consecuencia nos volvemos locos, empezamos a probar conductas nuevas, a cambiar a ver si damos con la tecla de lo que le hace “volver a nosotros”. Hipersobservamos nuestra conducta, hacemos comentarios de texto con sus mensajes y analizamos hasta la extenuación cada detalle en busca de una pista que nos señale qué ha sucedido esta vez para que haya llamado.

Esto es agotador e inútil a partes iguales porque, repito: no hay nada que tú hayas hecho que le haya alejado estos días, ni nada que le haya hecho volver, hace lo que hace porque le da la gana y porque tiene sus motivos. Así que deja descansar a tu cabeza y a tu corazoncito porque estás haciendo un esfuerzo sobrehumano... para nada.

Chico mirando el móvil

Guía de supervivencia

El principal consejo, y con el que ya no harían falta más, es que pongas fin a esta historia, o al menos que pidas lo que quieres. Que se quede con sus migajas que tú lo que quieres es un menú completo, con postre y todo.

No, no es fácil, porque lo más frecuente es que en tu playlist mental suenen temas como “Seguro que al final cambia por mí” o “Es que tiene un problema por sus relaciones pasadas pero conmigo y mi ayuda seguro que vuelve a creer en el amor”. Mira, no, vamos a cambiar de copla.

Uno de los motivos por los que aguantamos este tipo de relaciones (sin ser relación, además) es precisamente por estas ideas, por la creencia de que esa persona va a cambiar al final y va a convertirse en la pareja que imaginábamos.

El problema de esto es que efectivamente, es nuestra imaginación la que está rellenando los huecos. Estamos basando la historia en la proyección que hacemos de nuestras expectativas y necesidades en lugar de en los hechos y conductas reales de esta persona.

Mujer sujetando luces

Stop migajas

A veces no es fácil darse cuenta de que estamos metidos de lleno en una relación (o no relación) de este tipo, pero hay señales que pueden servirte para verlo:

Porque nos merecemos otra cosa, vamos a tomar el control.

  1. No asumas la responsabilidad del cambio: “Es que tuvo malas experiencias con otras relaciones...” ya, vale, a todos nos ha pasado, pero es algo que tiene que gestionar por sí mismo, si es que quiere hacerlo. Porque, cuidado aquí, a veces no es que tengan heridas emocionales, es que tienen la cara como el bracito de The Rock.
  2. Céntrate en qué hace y no en qué te dice: los seres humanos tenemos una cosa muy bonita y es que podemos decir maravillas pero luego ser unos completos desalmados. Las palabras, aunque suene a tópico, se las lleva el viento: lo consistente, lo que de verdad ha de importarte son los hechos, las conductas. Si te dice que te va a llamar pero no lo hace deja de comprarle las excusas y deja de ponerlas tú: no ha venido hoy tampoco, y eso es lo que cuenta.
  3. Haz planes y no los cambies cuando aparezca. Como llaman cuando les da la gana suelen pillarnos con planes hechos, planes que a menudo abandonamos porque “como ha llamado...”. Pues ya está bien: tú tienes tus planes, y si no puede otro día es que no tiene interés en quedar, y punto. Tu autoestima necesita que recuerdes que tú eres lo más importante, y eso incluye los planes que ya has hecho y no estar a merced de lo que aquí el amigo quiera.
  4. Haz una lista de las cosas que quieres de una relación, de una pareja, los mínimos imprescindibles. Haz otra con lo que no quieres. Cuando esta persona contacte contigo, cuando luego desaparezca semanas, cuando te de plantón... ve a esas listas y anota. No hay nada como tener en papel las cosas para darnos cuenta del desastre.
  5. No hay partes, es un todo: tendemos a parcelar y dividir a las personas en sus partes que nos gustan y en las que no. Es un tío estupendo, nos reímos, el sexo bien... No da señales de vida en días, pero por lo demás... No hagas eso, no es “por lo demás”, todo eso, incluyendo el hecho de que te llama cuando le da la gana, es ÉL, no hay partes porque no es algo extirpable. Si es celoso, ES celoso, no es un compartimento, así que no aísles partes y mira el global, a la persona en global.

Las relaciones no siempre son fáciles, a veces tienen inicios complicados, pero no por ello debemos pensar que “todo vale”: nos merecemos atención, que nos quieran y que quieran estar con nosotros y sobre todo, merecemos respeto. Dile que las migajas se las eche a las palomas en el parque, tú ya no las necesitas.

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7 razones por las que personas enamoradas engañan a sus parejas

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7 razones por las que personas enamoradas engañan a sus parejas

Que tu media naranja te engañe con otra persona es siempre algo muy doloroso. Sin embargo (y en contra de la creencia popular), no tiene porqué significar que ya es no esté enamorada de ti. ¿Crees que ninguna excusa justifica este acto? Hoy hablamos con 7 personas que han caído en ese error y han puesto los cuernos a sus parejas. Y todo ello a pesar de estar convencidos de su amor. Estas son las razones por las que lo hicieron.

Sandra V. (33 años): le amo, pero no soy capaz de ser monógama

"Estoy enamoradísima de mi marido, le respeto y me parece la persona más completa del mundo. Sin embargo, no puedo evitar la tentación de tener sexo con otras personas, creo que soy incapaz de ser monógama. De hecho, me resulta algo tan natural que no supone ni un problema moral para mí. Y si él lo hiciera, no me importaría siempre y cuando fuera solo sexo sin sentimientos. En resumen, que me guardo todo el amor para él pero necesito desfogarme con otros hombres."

pareja engañar cuernos

Juan R. (28 años): tenía que esperar hasta el matrimonio

"Conocí a Sara cuando teníamos 24 años. Yo nunca he sido muy religioso, pero ella sí y cree en la virginidad hasta el matrimonio. Tuvimos que esperar hasta casarnos hace un año para poder tener sexo. Yo la quiero muchísimo y es el amor de mi vida, pero la frustración sexual me llevó a acostarme con varias chicas en nuestra época de novios. Finalmente se lo confesé y, aunque le costó superarlo, lo entendió y ahora estamos felizmente casados."

Saray G. (26 años): dicen que lo hice pero yo no lo recuerdo

"En mi grupo de amigas, todas se drogan cuando salen de fiesta. Yo lo he probado un par de veces pero no me gusta. Sin embargo, la última vez que salí de fiesta con ellas me echaron algo en el vaso y yo me lo bebí. Me desperté en casa de una amiga después de 6 horas de laguna mental absoluta. Todas ellas dicen que me lié con uno de los gogos de la discoteca, pero yo no recuerdo absolutamente nada. Parece que fui infiel a mi chica, pero no soy consciente de ello, así que no se lo he contado, ¡ni siquiera lo recuerdo!"

pareja engañar cuernos

Lucía S. (22 años), un Ross en la vida real

"Estoy loca por mi chico. Pero él tenía algunas dudas sobre lo nuestro y me pidió un tiempo. En ese período, yo estaba furiosa y quería vengarme, así que me lié con un chico que conocí en la discoteca. Después se lo conté, porque tenemos el mismo grupo de amigos y se iba a enterar igual. Estábamos dándonos un descanso, así que no son cuernos en la teoría. Pero para él si lo fueron y me dejó definitivamente. Lloré y supliqué durante semanas, pero él defendía que le había engañado."

Alex S. (39 años), mucho amor y mucho pánico al compromiso

"Cuando conocí a mi novia, ella tenía claro que quería casarse. Y yo, por esa época, creía que también. Nos prometimos a los tres años, pero la idea de "matrimonio" me empezó a dar pánico. Tanto es así que me puse en modo autodestructivo y me acosté con una amiga mía. No pude seguir adelante con el engaño, así que se lo confesé todo. Nos costó años superarlo e incluso fuimos a terapia de pareja. Todo para que yo me diera cuenta, como dice nuestra terapeuta, de que no creo en el matrimonio."

pareja engañar cuernos

Tiziana P. (48 años), sigo arrastrando las consecuencias

"Lo hice fatal. Le engañé una noche de borrachera, se enteró por terceras personas y encima se lo negué. Para cuando pasó la tormenta, me dijo que podía perdonarme con el tiempo, así que seguimos juntos. A día de hoy llevamos más de una década y el tema aún le pone tenso, sensible y muy triste. A veces tengo la sensación de que no podrá superarlo y debería dejarle ir para que vuelva a ser feliz, pero le quiero demasiado para perderle. Creo que soy una egoísta."

Marina H. (29 años), una costumbre complicada

"Cuando empecé con mi chico, era solo un rollito informal. De hecho, ambos nos liábamos con otras personas e incluso hablábamos de ello entre nosotros. Se convirtió como en una especie de juego, nos daba hasta morbo saberlo. Después las cosas se pusieron más serias y comenzamos a enamorarnos. Pero yo ya había entrado en ese bucle y seguí acostándome con otras personas. Eso sí, dejé de contárselo. Sospecho que él también hizo lo mismo, es como una especie de verdad a gritos que ambos sabemos y negamos."

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Mi chico tiene problemas de erección, ¿qué puedo hacer para ayudarle?

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Mi chico tiene problemas de erección, ¿qué puedo hacer para ayudarle?

Empezó de manera puntual, luego sucedió otro día, luego otro… y ahora el sexo es algo que le tensa tanto, que le hace sentir tan mal, que ha pasado de ser algo maravilloso a casi una pesadilla. Si tu chico tiene disfunción eréctil hay muchas cosas que puedes hacer y os van a sentar de perlas a los dos.

Qué es una disfunción eréctil

Evidentemente, como estarás pensando, se trata de un problema relacionado con la capacidad de tener erecciones. Puede tratarse de la imposibilidad de tener una erección o tener una pero incompleta o intermitente de manera que no permite la penetración.

Si es algo que pasa de vez en cuando y no genera mayor malestar no hay de qué preocuparse, a todos los hombres les pasa (sí, a todos) o les ha pasado o les pasará, y es de lo más normal. Sin embargo si nuestro chico empieza a llevarlo mal, si cada vez se repite con más frecuencia, si cada vez cuesta más o directamente se convierte en misión imposible, entonces debemos tomar cartas en el asunto.

Muchas mujeres tienden a sentirse responsables o culpables, que es peor: No le atraigo, a lo mejor mi vagina tiene una forma que no le excita… Y es algo de lo que debemos desprendernos desde ya: porque no, si tu pareja tiene disfunción eréctil no es por esos motivos.

chica toca pelo chico

Causas de la disfunción eréctil

Cuando un hombre tiene problemas para tener o mantener una erección lo primero que debemos hacer es descartar que estemos ante algún problema médico, que se trate de algo biológico. Una visita al médico de cabecera es un buen comienzo.

Algunas enfermedades que pueden causar disfunción eréctil son la diabetes, problemas en los riñones o enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos entre otras.

Si tras las pruebas pertinentes se descarta que se trate de algo médico entonces podemos afirmar que se trata de algo psicológico. Depresión, ansiedad o estrés pueden estar detrás de ello.

Pareja besándose en el mar

El tratamiento también te incluye a ti

Como decía antes no, no eres la responsable de su disfunción, pero eres su pareja, y tienes un importante papel en el tratamiento, en su recuperación.

Cuando en consulta tratamos la disfunción eréctil obviamente trabajamos con el chico. La mayor parte de la intervención va dirigida a controlar su ansiedad y sus pensamientos al respecto, ya que crean un círculo vicioso: me pongo nervioso por si me pasa otra vez, pero precisamente porque me he puesto nervioso me pasa otra vez.

Lo que piensan antes, durante y después de tener sexo es clave para abordar la situación, y sobre ello trabajamos.

Sin embargo tú también tienes un papel en todo esto, porque hay aspectos que son necesarios trabajarlos con los dos (siempre que haya pareja, si el chico viene solo a consulta esto no se aplica, evidentemente).

¿Qué debemos trabajar juntos?

Sin entrar en tecnicismos ni en los contenidos de una terapia sexual, sí que hay dos cosas generales e importantes que si se trabajan juntos, ayudan mucho muchísimo en el proceso.

1. Tener una buena y sana comunicación

Una buena comunicación: es vital que habléis de cómo os sentís, de qué pensáis y de qué sentís, especialmente tú porque los chicos con disfunción tienden a imaginarse lo que estás pensando y claro, se imaginan lo peor.

“Voy a dejar de gustarle”, “No le pareceré un hombre de verdad”, “No puedo darle placer”, “Seguro que la está mirando y le da asco o pena” (estos son pensamientos reales de pacientes con disfunción eréctil, para que te hagas una idea).

Si en lugar de dejar que juegue a adivino del pensamiento le cuentas lo que de verdad estás pensando (con amor y primor, no se trata de lanzar lo primero que se nos viene a la cabeza) ayudarás a que elimine fantasmas y por tanto reduzca su ansiedad.

2. Revisar vuestro modelo sexual

Sin embargo hay algo más que frecuentemente hay que trabajar: el modelo sexual que tiene la pareja, y aquí también entras tú.

En la mayoría de los casos de disfunción eréctil nos encontramos con parejas para las que el sexo de verdad, el bueno, el que satisface y el que buscan, pasa sí o sí por el coito (es un modelo sexual coitocentrista).

Bajo este modelo todo lo demás es un “trámite” (agradable, eso sí), un telonero al que hay que ver antes de que empiece el cabeza de cartel. ¿Por qué influye en la disfunción eréctil? Porque si entendemos que el sexo de verdad, el que hay que tener pasa por el coito, toooooda la presión va a… Correcto, lo has adivinado: el pene y su rendimiento. Todo depende de que haya erección, “es la estrella en el escenario”.

Y esa presión hace que aparezca ansiedad, y la ansiedad hace que lo único que se ponga tenso sea nuestro chico.

Ojo, que esto no es responsabilizarnos a nosotras, faltaría más, pero conviene que revisemos si ese es el modelo que tenemos, porque afecta y mucho.

Si concebimos el sexo como un conjunto de actividades que nos dan placer la presión se diluye… y encima salimos ganando porque ampliamos las fuentes de placer. Tenemos manos, bocas, dedos, piernas, cuellos, etc. para recibir y dar placer, ¡no nos limitemos a pene y vagina!

Si este es el modelo que tienes te interesa (os interesa) revisarlo, cuestionar su validez y… cambiarlo por otro más adaptativo, más flexible y más completo, lo vais a agradecer los dos. Si además empezáis a ir a un terapeuta (cosa que es de lo más recomendable en estos casos, porque la tendencia es ir a peor y generar cada vez más malestar) lo ideal es que participes en los “deberes” que os mande (son ejercicios chulos, te lo aseguro).

Chico y chica montados en bici

Algunos consejos generales

  • A pesar de que la risa en pareja suele ser algo recomendable, en estos casos mejor no hacer muchas bromas, sobre todo al principio. Tu chico seguramente se siente vulnerable, tendrá ansiedad… de manera que una broma por tu parte, aunque lo hagas para quitarle hierro, puede herirle más.
  • Sé cariñosa y comprensiva: puede que a ti no te parezca algo tan importante, puede que creas que en cuanto se relaje dejará de haber problemas, pero para él no es tan fácil ni tan nimio, así que tu afecto y mimo van a ser muy importantes.
  • Apóyale para buscar ayuda (y en la terapia misma).

Si tu chico está teniendo dificultades, si lo está pasando mal, habla con él, quiérele… y anímale a buscar ayuda de un profesional: va a merecer la pena el esfuerzo, para los dos. ¡Ánimo!

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Deja de quejarte, aunque a veces siente fenomenal no te hace nada bien

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Deja de quejarte, aunque a veces siente fenomenal no te hace nada bien

Han perdido tu maleta en el aeropuerto. Tu chico ha olvidado algo importante. Hace calor y tú estás deseando que llegue, de verdad, el otoño. Cuando las cosas no salen como esperamos, como queremos o como necesitamos... nos quejamos, y eso nos alivia. Pero los beneficios de la queja duran poco y sus inconvenientes son muchos. ¿Y si dejamos de quejarnos para pasar a la acción?

Quejarse no es más que expresar verbalmente (o con gestos) nuestro disgusto, rechazo o malestar. Y sí, libera (estrés, nervios...). Todo lo que sea exteriorizar nuestras emociones, sacar hacia fuera lo que nos molesta o nos hace sentir mal es absolutamente positivo. Ahora bien, no es oro todo lo que reluce: ni tenemos que decir todo lo que sentimos, ni quejarnos es la mejor estrategia en muchas ocasiones.

De hecho quejarnos nos puede hacer sentir más mal que bien y lejos de ayudarnos lo que va es a alejarnos de nuestros objetivos y necesidades.

Quejarse sienta bien (porque tiene sus beneficios)

Verbalizar nuestro malestar no solo es absolutamente sano, también es recomendación básica de todo terapeuta. Quejarse, en su justa medida y de una manera no agresiva, es característico de ser asertivo, y la asertividad* nos sienta genial (*saber defender y expresar nuestros derechos al tiempo que empatizamos con los de los demás).

Pero además de esto, la queja tiene otras ventajas, de ahí que, a pesar de sus inconvenientes (que encontrarás más adelante en este artículo), siga siendo el segundo deporte nacional (detrás de la crítica, que tiene indiscutiblemente el podio). Algunas de ellas son:

  • Cuando tenemos un tema común, y la queja ante algo que no nos gusta es uno muy bueno, tendemos a simpatizar y socializar: quejarse en común une mucho. Por ejemplo: si estás en un festival que no está yendo como debería, al quejarte seguramente alguien más se te una a la conversación, aunque no os conozcáis de nada.

  • Además al quejarnos recibimos atención, se nos hace caso, lo que nos lleva a sentirnos validados, respaldados, atendidos, y eso es realmente agradable. Ejemplo: nos quejamos ante nuestra pareja de lo mal que nos ha ido el día en el trabajo por culpa de nuestro jefe, y para reconfortarnos, nos abraza. La queja nos ha ayudado a conseguir atención y afecto, aspectos ambos importantes.

  • Hay algunos contextos en los que la queja realmente nos ayuda a lograr un objetivo. Siguiendo con el ejemplo del principio, si nos pierden la maleta en el aeropuerto y no protestamos... nos quedaremos sin maleta.

Taylor swift blanck space

La “mala” queja

Sí, quejarnos a veces sienta fenomenal, pero no siempre es así, porque una cosa es quejarnos puntualmente y otra convertirlo en estilo de vida. Una cosa es protestar por algo para conseguir lo que de justicia es nuestro y otra estancarnos en protestar sin hacer nada para cambiarlo. La queja son palabras, y nosotros necesitamos hacer (acción) para sentirnos bien, para lograr lo que queremos.

Por otra parte, la queja en sí misma alivia a corto plazo pero genera malestar a largo plazo porque hace que tengamos fresco en la memoria eso que nos hace sentir mal, eso que no nos gusta (digamos que nos impide pasar página).

Si nos limitamos a quejarnos sin que ello vaya acompañado de una acción, de un plan para cambiar eso que nos genera malestar, la queja se convierte entonces en un potenciador del mal: no solo no nos ayuda a cambiar sino que nos estanca en un lodazal.

Es como si hubiéramos abierto la caja de Pandora sin gafas ni traje de protección, ni un plan para controlar los rayos que de ella van a salir.

Pensar en lo que no nos gusta o nos molesta sin hacer nada para cambiarlo solo nos recuerda que estamos mal y crea, a medio plazo, una sensación de “desprotección”, de que no tiene arreglo la cosa, y podemos terminar por sentirnos indefensos ante lo que sucede a nuestro alrededor.

GIF animado

No funciona con la pareja

Lo que las quejas esconden en la muchas de las ocasiones son ,en realidad, necesidades, demandas. El problema es que al lanzarlas como quejas, y más cuando lo hacemos hacia terceros (por ejemplo comentando con un tercero delante de tu chico: “Es que -nombre de tu chico- nunca...”) es que no son efectivas, no nos ayudan a conseguir lo que necesitamos.

Reflexión: párate un segundo a pensar en qué sentiste en aquella ocasión en la que escuchaste a tu chico, tu madre o tu amiga, quejarse de algo con respecto a ti, delante tuya pero sin dirigirse a ti. ¿Hizo que rápidamente quisieras cambiar y restituir “la falta” o más bien te hizo daño y te puso a la defensiva?

La queja tiene un formato que no ayuda a que el otro, el objeto de la queja, se predisponga a cambiar. Más bien es al contrario: lo que hace es ponerlo a la defensiva o hacer que se sienta mal, nada que favorezca la predisposición a atender tus ideas.

Para que los demás entiendan qué necesitamos de ellos, qué cambios esperamos o qué cosas han de eliminarse porque nos hacen daño, tenemos que decírselo explícitamente, no con la indirecta de una queja “impersonal”.

Detrás de la queja sin acción puede haber también miedo a la confrontación o falta de herramientas para hacerlo: Me quejo porque esta situación no me gusta, pero no afronto directamente, no tomo las riendas porque tiene un coste o necesita de algo que yo no tengo.

Si es así, busca la manera, porque si hay algo en lo que los psicólogos insistimos es en que “evitar” solo conduce a malestar. La manera más sana, la que nos lleva a estar bien, es tomar el control y afrontar las cosas directamente.

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Si te vas a quejar, intenta...

Si has tenido un mal día en el trabajo, si te ha tocado comerte otra vez un atasco o tu chico no ha estado fino, venga, puedes quejarte, pero solo un poco. Y para que la cosa acabe bien, en lugar de sintiéndote peor, además de quejarte...

  • ¿Lo que te ha sucedido tiene rango de problema? Si es que sí lo que hay que hacer es solucionarlo. Para ello párate un momento a pensar soluciones posibles, elige la que mejor consideres y ponla en práctica. Si tu problema no tiene solución... es que no es un problema (esto suena a tópico, pero... es así).
  • Si no tienes mucho margen de mariobra o lo que ha sucedido no se puede cambiar (cosa la mar de habitual) recompénsate para contrarestar ese malestar que has tenido. ¿Cómo? Haciendo algo que te apetezca, dedicándote un mimito... La cuestión es que si eso ya no tiene arreglo lo que no nos vale es que darnos encallados en lo sucedido. Como dicen en Frozen: let it go!
  • Si la queja es con respecto a algo que ha hecho tu pareja, párate un momento a pensar en cómo comunicárselo. En lugar de lanzar la queja al aire (ya has visto que no ayuda) díselo directamente, exprésale cómo te sientes y qué necesitas (asertividad), pero hazlo con primor, que siempre es mejor.

Protestar de vez en cuando sienta genial, quejarse para soltar también, pero si nos quedamos solo ahí perdemos más que ganamos. Si hay algo que no ha ido bien mejor hacer que protestar. Toma el control y dale caña, te va a sentar genial.

Fotos: Taylor Swift (Blamck Space), Giphy.com

En Trendencias: Si eres indecisa, estas son las claves que te pueden sacar de tu "tortura" (y a todos los que viven contigo tambien)

Hay gente que tiene sexo mientra duerme: te contamos todo sobre la sexsommia o sonambulismo sexual

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Hay gente que tiene sexo mientra duerme: te contamos todo sobre la sexsommia o sonambulismo sexual

Imagina que una mañana te despiertas y tu pareja, acostada a tu lado, te dice que por la noche le has abordado para mantener relaciones sexuales. Tú te sorprendes porque no te acuerdas de nada, has dormido del tirón. Tu acompañante insiste en que no lo ha soñado, aunque sí comenta que parecías inconsciente. Esto, que puede sonar extraño, ocurre y tiene un nombre: sexsomnia o sonambulismo sexual.

También conocido por su término inglés sleep sex, la sexsomnia es un trastorno del sueño por el cual la persona que lo padece practica relaciones eróticas mientras está dormido. Se trata de una variante del sonambulismo, pero en lugar de pasear hacia la nevera, la persona dormida mantiene relaciones sexuales.

No hay datos claros sobre cuántas personas sufren sexsomnia, sí se sabe que es un trastorno que se da más en hombres que en mujeres, que es poco frecuente y probablemente infradiagnosticado por el pudor que puede provocar hablar de ello.

Qué pasa durante un episodio de sexsomnia

Pueden darse diferentes circunstancias: la persona inicia el contacto y al poco se despierta en situación, llega a hacer alguna práctica más concreta, la pareja le dice que pare y el sonámbulo obedece, no se despierta en todo el rato… También puede que la relación erótica sea consigo mismo, es decir, se masturbe.

Pareja en la cama

Un aspecto curioso de este trastorno es que la persona que lo sufre puede actuar de manera diferente a la habitual. Por ejemplo, adoptando una conducta más agresiva, hablando de forma más soez o haciendo cosas que normalmente no hace. Pero esto son solo casos concretos, no hay que imaginarse una especie de Dr. Jeckyll y Mr Hide, ya que lo habitual es que la persona siga siendo la misma.

Durante un episodio de sonambulismo sexual en que la persona dormida interactúa con otra, el asunto se torna más complejo. Las situaciones durante la sexsomnia pueden ser muy diversas, así que la complejidad dependerá de lo que pase y de la reacción de las personas implicadas. Será muy diferente si el afectado se despierta o no, si aunque siga dormido finaliza la interacción al pedírselo o no, si el acompañante entra al juego o no. La relación puede cortarse o, si apetece, continuar lo que el promotor ha empezado. Hay quién afirma que la vida sexual en la pareja les ha mejorado gracias a estos episodios inesperados y sorprendentes.

La mayoría de los casos de sexsomnia no son problemáticos y se quedan en un simple acercamiento que o bien no va a más o bien finaliza cuando la persona dormida se despierta. Pero sí se han conocido algunos episodios graves como el de un ciudadano británico que en 2011 fue acusado de violación y absuelto al demostrarse durante el juicio que lo había hecho dormido, sin tener consciencia alguna de lo que hacía.

Además de la gravedad de episodios como este (que por suerte son excepcionales), el sonambulismo sexual puede tener efectos negativos también en la persona que lo padece. Tras un episodio, al despertarse y ser consciente de lo que ha pasado, puede sentirse especialmente culpable y avergonzada. Esto, unido al miedo o estrés respecto a la propia sexualidad, puede afectar a su vida erótica y, en consecuencia, a la relación de pareja.

Cuáles son las causas del sonambulismo sexual

Cama mujer dormida

Hay pocos estudios sobre el tema, pero las causas apuntan a una combinación entre factores biológicos y psicológicos. Pueden estar implicados algunos causantes de desórdenes del sueño como el alcohol y/o abuso de drogas, el cansancio o el estrés. El sleepsex también se relaciona con tener poca actividad erótica, baja libido, vergüenza ante el sexo o con realizar actividad sexual antes de dormir.

Se podría pensar que hay una relación entre los sueños y la sexsomnia, es decir, determinados sueños de contenido erótico promueven la conducta. Pero esto no es así. Si bien durante el sueño pueden aparecer respuestas fisiológicas sexuales (como erección o lubricación vaginal) no puede haber sonambulismo. La explicación es clara: las representaciones oníricas y el sonambulismo se producen en fases diferentes mientras dormimos. Soñamos en la fase REM, fase más profunda donde el cuerpo está muy relajado (casi paralizado) y durante esa fase no podría haber una actividad física como el sexo. La sexomnia (al igual que el sonambulismo) se produce en fase no-REM.

Hay personas que experimentan sonambulismo sexual durante una época de su vida y no en otra. Esto puede ser porque desaparezcan situaciones de estrés o factores precipitantes a los que esté sometida.

Cómo tratar este trastorno del sueño

Hay que tener en cuenta que en la mayoría de casos no supone un grave problema ya que generalmente, cuando la persona que está despierta no quiere sexo, basta con parar al sonámbulo. En los casos en que esto no sea suficiente y nos estemos exponiendo a un problema más importante, entonces es recomendable buscar consejo en profesionales especializados en desórdenes del sueño. El sleepsex se trata como otros sonambulismos: evitando los factores causantes, con psicoterapia o con tratamiento farmacológico, entre otros.

Otra solución simple y efectiva, aunque temporal, es dormir en camas separadas o incluso en habitaciones diferentes. En cualquier caso, siempre será positivo hablar del tema en la pareja de forma sincera, con comprensión y empatía para evitar aumentar los posibles sentimientos de culpa del afectado.

La sexsomnia es un trastorno poco habitual que muestra como, mientras dormimos, nuestro cuerpo y nuestra mente siguen funcionando. También en el plano sexual.

Imágenes | Unsplash y Pixabay

Seis temas tabú de los que deberías evitar hablar en una primera cita

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Seis temas tabú de los que deberías evitar hablar en una primera cita

La primera cita. Un momento que genera emoción y miedo a partes iguales. ¿Fluirá la cosa o querrás hacer bomba de humo a los cinco minutos? Una primera cita es tan estresante como una entrevista de trabajo. De hecho, las dudas para ambas situaciones son prácticamente las mismas: ¿Qué ropa me pongo? ¿Cómo saludo? ¿Cómo actúo? ¿Quién pagará la cuenta?

La primera cita es como el tráiler de una película romántica. Nuestro consejo es que hay que destaparse, pero lo justo y necesario para conseguir enganchar y que se quede con ganas de saber más de ti. Pero sobre todo, es recomendable evitar algunos temas que harán que el filme no llegue ni a los títulos de crédito.

Estos son los temas tabú para una primera cita

Parejas anteriores

A alguien que acabas de conocer no le interesa, en absoluto, aquel viaje que hiciste con otro hombre, lo bien que te llevabas con los amigos de tu ex o por qué no funcionaron tus relaciones anteriores.

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Yo, yo y yo

En una primera cita es primordial mostrarse natural, alegre y con las ideas muy claras. No hace falta echarse flores para gustar, las cualidades de uno se van descubriendo sobre la marcha.

Otro punto clave es escuchar. Monopolizar la conversación u obsesionarse con esos silencios, a priori incómodos, es un gran error.

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Bebés y bodas

Tú tienes claro los nombres de tus futuros retoños, pero no hay necesidad de nombrarlos en una primera cita. Tampoco es imprescindible enumerar los vestidos de novia que te vuelven loca. De momento no hay compromiso de una segunda cita, así que no fuerces el “hasta que la muerte nos separe”.

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Tu único hobbie

No es el día para emocionarse con los golazos del último partido de tu equipo. Está bien hablar de aficiones, pero cuanto más variaditas mejor. Seguro que encontráis algo que os entusiasma mucho a los dos, o no...

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Dinero

No hablar de dinero es la primera lección del libro de las primeras citas. Pero, ¿qué hacer cuando llega la cuenta? El momento de pagar siempre genera nervios. Atrás han quedado los "caballerismos" y cualquiera de los dos os podéis hacer cargo del ticket.

Tip si te ha gustado: déjate invitar diciendo, guiño de ojo incluido, que la siguiente invitas tú.

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Política y religión

Resulta un poco anticuado no poder hablar de estos asuntos, el consejo es no tratarlos como punto de conflicto pero sí como temas de actualidad. Mostrarse informado y con opinión sobre las cosas que pasan en el mundo nos hace parecer personas interesantes.

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Hasta aquí los temas que tachar de nuestra mente en una primera cita. No tratarlos no garantiza el éxito pero sí una velada agradable y sin tensiones. Si finalmente la química surge, ese mismo día tendrás noticias (gracias Whatsapp por hacernos esto del amor más fácil).

Fotos | 50 Primeras citas, giphy.com

Salgo con el amigo de mi ex, ¿me odiará para siempre?

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Salgo con el amigo de mi ex, ¿me odiará para siempre?

En cuestiones de amor, el corazón es el que manda. Pero a veces la lía parda y nos hace fijarnos en un amigo de nuestro ex-novio. ¿Qué hacemos entonces? No podemos dejar pasar la oportunidad, eso está claro. Pero si nuestro ex se liara con nuestra mejor amiga la tensión se palparía en el ambiente. Así que sabemos de antemano que el rebote está asegurado, pero ¿durará el enfado siempre? Estas 7 personas nos cuentan sus experiencias, ¡algunas increíblemente surrealistas!

Carmen F. (32), con todas las facilidades

"Yo conocí a Jorge a través de uno de mis ex-novios, Luis. Él y yo habíamos sido novios cuando éramos más pequeños y ahora seguimos siendo buenos amigos. Él nos presentó y nos gustamos. Tuve la cortesía de preguntarle a él directamente si le importaría que lo intentara antes de dar el paso y me dijo que sin problema. A día de hoy llevamos 4 años juntos, somos muy felices y Luis sigue siendo un buen colega. En mi opinión, nada como hablar las cosas con consideración."

Marta V. (25), todo queda en familia

"Comencé a salir con Andy cuando teníamos 21 años, porque era de mi mismo grupo de amigos. Pero también me gustaba su hermano mayor, Jorge. No nos conocíamos, solo le había visto por el barrio y me atraía muchísimo. Por eso, cuando Andy comenzó a llevarme a su casa de vez en cuando y congenié con Jorge, no puse freno a que las cosas fueran a más.

Empezamos tonteando por Whatsapp o hablando para coincidir las noches de fiesta, porque Andy no salía nunca. Era algo inocente pero al final pasó. Nos liamos y estuvimos unas semanas a escondidas, hasta que di el paso y rompí con Andy. Lo mantuvimos en secreto un par de meses para no herir a nadie, aunque fue inevitable. Al final nos pilló y se montó un pollo horrible. Todo para nada, porque resultó que lo mío con Jorge era puramente sexual. Fuimos incompatibles en una relación y nos hartamos rápido."

Mario S. (30), un comienzo difícil y un final feliz

"No soy exactamente su ex-novio. Ella y yo nos habíamos liado algunas noches de fiesta sin que la cosa fuera a más. Y después conocí a Almudena, una de sus amigas. Sé que existe un código de no liarse con chicas del mismo grupo y lo rompí, pero que voy a decir. Fue uno de esos flechazos en los que te enamoras hasta las trancas. De hecho, ellas discutieron y me sentía culpable por ello, pero estaba dispuesto a que Almudena perdiera a su amiga por mí. Al final, cuando pasó el tiempo y vio que seguíamos juntos y era una relación a largo plazo se le fue pasando. Hoy ya lo han superado."

me gusta amigo ex

Silvia R. (29), "perdió a un amigo pero me ganó a mí"

"Qué puedo decir, me pillé de un colega de mi novio cuando aún éramos pareja. Eso sí, cuando lo dejamos esperé pacientemente y moví ficha cuando creí que ya habíamos superado todo. Al final terminamos juntos y mi ex no se lo tomó nada bien. Me dijo que era una carroñera e incluso intentó pegar a su colega una noche que había bebido de más. Pero él me dejó a mí, era una cuestión de orgullo y no de amor. A día de hoy nos cruzamos por la calle y ni nos miramos. Él perdió a un amigo pero me ganó a mí y ahora estamos prometidos."

Cris S. (26 años), un paréntesis amoroso

"Carlos y yo llevábamos un año y medio juntos cuando yo me agobié con la Universidad y decidí dejarlo porque sentía que no tenía tiempo para todo. Los dos éramos del mismo grupo de amigos, así que unos meses después, en la fiesta de Halloween, me líe con un colega. También era amigo mío, pero es verdad que ellos dos eran inseparables.

No fue nada serio, estuvimos unos meses viéndonos y poco más. Las cosas se enfriaron y dejamos de quedar. A los pocos meses, Carlos me escribió para pedirme un segundo intento y se lo dí. Eso sí, sigue echándome en cara que estuve con su amigo y su relación se ha estropeado mucho."

me gusta amigo ex

Lorena M. (31), "fue totalmente imposible"

"Las tres éramos del mismo grupo de amigas y bastante cercanas. Nos conocíamos bastante, porque no hay muchos grupos de lesbianas en mi ciudad. Sandra y yo fuimos pareja un tiempo, pero las cosas no nos fueron bien y rompimos. Unos años más tarde Miriam y yo nos acostamos y comenzamos a quedar. Pero a Sandra no le hizo gracia y empezó a contarle cosas a Miriam sobre mí, unas mentiras y otras privadas. Lo estropeó antes de que pudiera llegar a nada, fue totalmente imposible. Supongo que no éramos tan amigas al fin y al cabo."

Sergio H. (37 años), a escondidas

"Rompí con mi novia hace unos meses y ella sigue coladísima por mí. Lo que ella no sabe es que la dejé por una amiga suya y que nos hemos estado conociendo desde entonces. Sé que no estoy siendo muy elegante y me siento fatal, pero me gusta muchísimo ella y no quiero dejarlo. Eso sí, por ahora tampoco tengo pensado decírselo porque no veo necesidad de meter el dedo en la llaga. Quizá cuando vea que ella lo supera y está con otra persona le confiese la verdad."

Fotos | Gossip Girl, @elitenetflix, Algo Prestado.

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